© 2014 Simon Orsini
© 2014 Association Francophone des Lecteurs du Livre d'Urantia
Quizás algún día los científicos midan las manifestaciones de energía o fuerza gravitacional de la luz o la electricidad. Pero esos mismos científicos nunca podrán decir cuáles son estos fenómenos universales. La ciencia se ocupa de las actividades físico-energéticas, la religión se ocupa de los valores eternos, la verdadera filosofía proviene de la sabiduría, que correlaciona observaciones cuantitativas y cualitativas.
Los científicos basan sus conclusiones en consideraciones puramente físicas. Tiene sentido confiar en las matemáticas, pero en ningún caso pueden ser infalibles. Las matemáticas dicen que si un hombre puede esquilar una oveja en diez minutos, diez hombres pueden hacerlo en un minuto. Esto puede ser cierto, pero en circunstancias individuales adversas puede resultar falso.
La cantidad puede identificarse como un hecho, en lugar de verla como un número, se convierte entonces en un factor científico uniforme.
Para estar en afinidad mental con el universo hay que concebir los hechos cuantitativos y los valores cualitativos como si tuvieran una causa común. Nacemos en la tierra y si así lo queremos, nuestro viaje nunca terminará.
Jesús dijo: “Es necesario conocer las cosas humanas para amarlas, es necesario amar las cosas divinas para conocerlas; ¿Cuándo comprenderán los hombres que el tiempo es la imagen en movimiento de la eternidad?
Posdata: Supervivencia
La identidad humana es una condición transitoria de la vida temporal en el universo. Sólo es real en la medida en que la personalidad elige convertirse en un factor continuo en el universo. Aquí está la diferencia esencial entre un hombre y un sistema energético, el sistema energético debe continuar, no tiene elección, pero el hombre tiene todo para determinar su propio destino. El espíritu de Dios es verdaderamente el camino al Paraíso, pero el hombre mismo debe seguir este camino por decisión propia, por elección de su libre albedrío. Los seres humanos poseen identidad sólo en el sentido material.
Esta cualidad del ego se expresa mediante el pensamiento material que opera en el sistema energético del intelecto.
Cuando decimos que el hombre tiene una identidad, reconocemos que tiene un circuito mental que ha estado subordinado a las acciones y elecciones de la voluntad de su personalidad.
Esta manifestación, sin embargo, es puramente material y temporal, así como el embrión humano es una etapa de transición de la vida humana.
En la perspectiva espiritual los seres humanos nacen, viven y mueren en un instante, no son duraderos, pero por su propia elección la personalidad humana posee el poder de transferir su sede de identidad del sistema físico-mental pasajero al sistema psico superior. espiritual, que se crea como un nuevo vehículo para la manifestación de la verdad de la personalidad. Es este mismo poder de elección, esta marca distintiva universal de las criaturas dotadas de libre albedrío, lo que constituye la mayor oportunidad del hombre y su suprema responsabilidad.
El destino eterno del futuro depende de la integridad de la voluntad humana para adquirir la personalidad eterna, el ser humano depende de la sinceridad de su libre albedrío. Si nuestras intenciones y deseos tienen valor de supervivencia, se nos dará más tiempo para demostrar nuestro valor.
Creo que Dios preferiría correr el riesgo de la rebelión que privar a un solo individuo en lucha en el mundo de continuar su carrera ascendente.
Un elemento real, producto de la evolución humana, que sobrevive a la muerte: es el alma. Sobrevive a la muerte de nuestro cuerpo físico, así como a la de nuestro pensamiento material. Este hijo de pertenencia humana y divina constituye el elemento superviviente de origen terrenal, es el ego espiritualizado del alma inmortal. Los materiales que formarán nuestro nuevo cuerpo están más allá de nuestro entendimiento, estas formas no son arquetipos energéticos del orden material, sin embargo en el nuevo mundo cumplen el mismo propósito que nuestros cuerpos materiales en el planeta de la natividad humana. La volición de una criatura no puede existir sin pensamiento, pero persiste a pesar de la pérdida del intelecto material. En un universo sin tiempo no se puede sentir el aburrimiento, esta dimensión no existe.
La verdadera religión no es un sistema de creencias filosóficas que pueda deducirse mediante razonamiento y demostrarse mediante evidencia natural. Tampoco es una experiencia fantástica y mística de indescriptibles sentimientos de éxtasis, de los que sólo los románticos devotos del misticismo pueden beneficiarse. La religión no es producto de la razón pero, vista desde dentro, es enteramente razonable. La religión no se deriva de la lógica de la filosofía humana sino que, como experiencia mortal, es enteramente lógica. La religión es la experiencia de la Divinidad en la conciencia de un ser moral de origen evolutivo. Representa una experiencia verdadera, con realidades eternas en el tiempo, y la realización de satisfacciones espirituales durante la encarnación.
La verdadera religión es una visión de la realidad que proviene de la conciencia moral a través de la fe, y no un simple asentimiento intelectual a un cuerpo de doctrinas dogmáticas. La verdadera religión consiste en experimentar que el espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. La religión no consiste en proposiciones teológicas, sino en la percepción espiritual y la sublimidad de la confianza del alma.
La religión debe ser siempre su propia crítica y su propio juez; nunca puede ser observada y mucho menos comprendida desde fuera. Nuestra única seguridad de un Dios personal consiste en nuestra propia percepción de nuestras creencias y experiencias de las cosas espirituales.
Para todos nuestros compañeros que tienen una experiencia similar, ningún argumento sobre la personalidad o realidad de Dios es necesario, mientras que para todos los demás hombres que no tienen esta certeza de Dios, ningún argumento puede ser realmente convincente…
Sólo a través de la ubicuidad Dios pudo unificar las manifestaciones del espacio-tiempo, porque el tiempo es una sucesión de momentos, mientras que el espacio es un sistema de puntos asociados. Después de todo, percibimos el espacio por análisis y el tiempo por síntesis. En el mundo, el hombre es el único que posee la facultad de percibir el espacio y el tiempo; para un animal, el movimiento tiene un significado, pero sólo adquiere valor para una criatura con estatus de personalidad. Cualquiera que sea el conflicto aparente entre el materialismo y las enseñanzas de Jesús, podemos estar seguros de que su doctrina triunfará plenamente en los tiempos venideros. En nuestro tiempo han pasado los peores momentos del materialismo. Sin embargo, esta era de realismo físico es sólo un episodio de transición de la raza humana en la Tierra. La ciencia moderna ha dejado intacta la verdadera religión…
octubre 2012
Simón Orsini