© 1998 La Christian Fellowship de Estudiantes de El libro de Urantia
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Oh Señor, refugio y esperanza de los afligidos.
Clamo por tu ayuda y guía.
Estoy perplejo y confundido.
¿Por qué soy brutalizado, abusado y explotado?
¿Qué he hecho yo para merecer tal trato?
¿Dónde he fallado en mis relaciones?
Enséñame tu sabiduría; guíame en tu amor.
¿Cuándo debería poner la otra mejilla en amor sacrificial?
¿Cuándo debo actuar en defensa propia?
¿Cuándo debo utilizar medios legales para escapar de una relación degradante?
Concédeme objetividad para ver claramente la verdad.
Que la percepción de tu espíritu me lleve a la acción creativa.
Ayúdame a mantener mi autoestima como hijo tuyo.
Dótame de coraje para vivir en armonía con la realidad.
No entiendo la dinámica del mal:
Cómo la gente buena puede hacer cosas tan malas.
Cómo las mejores intenciones pueden terminar en no hacer el bien.
Cómo las personas morales permiten una sociedad inmoral.
Dame la visión y la resiliencia para vivir con estas ambigüedades.
Que mi fe trascienda las experiencias desalentadoras de la vida.
Guíame por senderos de amoroso servicio y mantenme bajo tu tierno cuidado. (86)
«En verdad, el cristianismo ha hecho un gran servicio a este mundo, pero a quien más se necesita ahora es a Jesús. El mundo necesita ver a Jesús viviendo de nuevo en la Tierra en la experiencia de los mortales nacidos del espíritu que revelan el Maestro eficazmente a todos los hombres. Es inútil hablar de un renacimiento del cristianismo primitivo; tenéis que avanzar desde el lugar donde os encontráis. La cultura moderna debe bautizarse espiritualmente con una nueva revelación de la vida de Jesús, e iluminarse con una nueva comprensión de su evangelio de salvación eterna. Y cuando Jesús sea elevado así, atraerá a todos los hombres hacia él. Los discípulos de Jesús deberían de ser más que conquistadores, e incluso fuentes desbordantes de inspiración y de vida realzada para todos los hombres. La religión no es más que un humanismo elevado hasta que se hace divina mediante el descubrimiento de la realidad de la presencia de Dios en la experiencia personal.» (LU 195:10.1)
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