© 1996 La Fellowship para lectores de El libro de Urantia
Reír es arriesgarse a parecer
el tonto.
Llorar es arriesgarse
pareciendo sentimental.
Alcanzar a otro es
al riesgo de involucrarse.
Explorar tus ideas,
tus sueños,
ante una multitud
es arriesgarse a perderlos.
Amar es arriesgar
no ser amado a cambio.
Vivir es arriesgarse a morir.
Creer es arriesgarse al fracaso.
Pero hay que correr riesgos,
porque
el mayor peligro en la vida
es no arriesgar nada.
La gente que no arriesga nada,
no hace nada,
no tiene nada, no son nada.
Pueden evitar el sufrimiento,
y tristeza, pero
no pueden aprender, sentir el cambio,
crecer, amar, vivir.
Encadenados por sus altitudes,
son esclavos;
han perdido su libertad.
Sólo quien arriesga es libre.
Autor desconocido
«No lo olvidéis —vuestra fe personal en las promesas extremadamente grandes y preciosas de Dios es la que os garantiza que os convertiréis en partícipes de la naturaleza divina.». (LU 143:2.4)
Es Dios quien me arma de fuerza y perfecciona mi camino. Salmo 18:32