© 1979 Henry Begemann, David Glass
© 1979 The Urantia Book Fellowship (anteriormente Urantia Brotherhood)
El Libro de URANTIA revela que nuestra personalidad es de una grandeza tan majestuosa que, sin cambios, ¡puede funcionar incluso en los límites de lo absoluto! (LU 112:0.15) Esa misma personalidad que tenemos ahora no evoluciona a ese nivel inimaginable, ni crece hasta él. La personalidad permanece sin cambios.
Para reconciliar esta verdad suprema con la realidad tal como la conocemos, parece inevitable concluir que la personalidad no se conoce a sí misma o, al menos, sólo de manera muy incompleta. Y se necesita mucho, mucho tiempo, e incluso más que tiempo, para que la personalidad obtenga ese verdadero autoconocimiento y alcance ese nivel de autorrealización en el que pueda decirse verdaderamente: soy el que soy. (Las mayúsculas serían presuntuosas aquí.) Incluso los autores de El Libro de URANTIA no están seguros de si existe tal finalidad para un hijo de un Padre Infinito.
Henry Begemann
Wassenar, Países Bajos
Toda realidad tiene una sola Fuente Centrada, el Padre Universal, la pre-realidad del YO SOY. Las realidades espacio-temporales manifestadas de la materia, la mente y el espíritu muestran un espectro de niveles de realidad variados e interpenetrados. Pero cada nivel de realidad, cada forma de manifestación, está centrado y cimentado en una correspondiente y perfecta realidad del Paraíso que controla y sostiene la creatividad sostenida de Dios.
Podemos percibir nuestro progreso a través de dicho universo hacia los reinos originales de perfección y eternidad como uno que trasciende progresivamente los niveles materiales, atraviesa los niveles mentales y alcanza los niveles espirituales. Alternativamente, podemos ver la evolución como el proceso por el cual el espíritu gana control y ascendencia sobre la materia a través de la mediación de la mente.
Una tercera interpretación es aquella en la que las manifestaciones de la materia, la mente y el espíritu se muestran igualmente ante una conciencia testigo que en algún momento descubre o se da cuenta de que está identificada con una entidad perfecta y divina que no evoluciona yque existe como una fragmentación de esa realidad de la Deidad que es preexistente y ancestral a toda diferenciación y manifestación materia-mente-espíritu.
— David Glass
Bradenton, Florida
«Tarde o temprano todas las personalidades del universo empiezan a darse cuenta de que la búsqueda final de la eternidad es la exploración sin fin de la infinidad, el viaje interminable de descubrimiento dentro de la absolutidad de la Fuente-Centro Primera. Tarde o temprano todos nos volvemos conscientes de que todo crecimiento de las criaturas es proporcional a su identificación con el Padre.» (LU 106:9.11)