© 1959 William S. Sadler
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«La religión —la fe y convicción de la personalidad— puede siempre triunfar sobre la lógica superficialmente contradictoria de la desesperación, nacida en la mente material no creyente. Existe realmente una verdadera y genuina voz interior, esa «luz verdadera que alumbra a todo hombre que entra en el mundo». Y esta guía espíritu es distinta del impulso ético de la conciencia humana. La sensación de seguridad religiosa es más que un sentimiento emotivo. La seguridad de la religión trasciende la razón de la mente, aun la lógica de la filosofía. La religión es fe, confianza y seguridad.» LU 101:0.3. Jn 1:9.
«No podemos comprender plenamente cómo Dios puede ser primordial, inmutable, todopotente y perfecto, y al mismo tiempo estar rodeado de un universo en mutación constante y aparentemente limitado por la ley, un universo evolutivo de imperfecciones relativas. Pero podemos conocer esa verdad en nuestra propia experiencia personal puesto que todos mantenemos la identidad de la personalidad y la unidad de la voluntad a pesar del cambio constante de nosotros mismos y de nuestro medio ambiente.» LU 1:7.4
«Es debido a este fragmento de Dios que reside en ti que puedes esperar, según progresas en armonía con la dirección espiritual del Ajustador, discernir más plenamente la presencia y el poder transformador de esas otras influencias espirituales que te rodean y sobrecogen pero que no funcionan como parte integrante de ti. El hecho de que no tienes intelectualmente conciencia de un contacto estrecho e íntimo con el Ajustador residente no refuta en lo más mínimo tan elevada experiencia. La prueba de la fraternidad con el Ajustador divino consiste totalmente en la naturaleza y grado de los frutos del espíritu que rinden en la experiencia vital del creyente. «Por sus frutos los conoceréis».» LU 5:2.4 Mt 7:20.
«No hay límites a las fuerzas y personalidades que el Padre puede utilizar para mantener su propósito y sostener a sus criaturas. «El Dios eterno es nuestro refugio, y abajo están sus brazos sempiternos». «El que habita en el lugar secreto del Altísimo morará bajo la sombra del Todopoderoso». «Mirad, el que nos guarda no se adormecerá ni se dormirá». «Sabemos que todas las cosas cooperan para bien de los que aman a Dios», «porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus oraciones».» LU 4:1.4 Dt 33:27. Sal 91:1; 121:3. Ro 8:28. Sal 34:15.
«Aunque la experiencia religiosa es un fenómeno subjetivo puramente espiritual, dicha experiencia comprende una actitud positiva y de fe viviente hacia los más altos dominios de la realidad objetiva del universo. El ideal de la filosofía religiosa es tal fe-confianza que pueda conducir al hombre a depender sin condiciones del amor absoluto del Padre Infinito del universo de los universos. Tal experiencia religiosa genuina trasciende en mucho la objetivación filosófica del deseo idealista; en efecto, toma a la salvación como cosa normal y se preocupa tan sólo por aprender y hacer la voluntad del Padre en el Paraíso. Las marcas de dicha religión son: fe en una Deidad suprema, esperanza de supervivencia eterna, y amor, especialmente hacia el prójimo.» LU 103:9.5
«La marca intelectual de la religión es la certeza; la característica filosófica es la uniformidad; los frutos sociales son el amor y el servicio.» LU 102:7.5
«El mortal consciente de Dios está seguro de la salvación; no tiene miedo de la vida; es honesto y constante. Sabe cómo soportar valientemente los sufrimientos inevitables; no se queja al enfrentarse con dificultades inescapables.
«El creyente sincero no se cansa de hacer el bien solamente porque esté frustrado. Las dificultades inflaman el ardor del amante de la verdad, mientras que los obstáculos sólo sirven de reto a los esfuerzos del constructor intrépido del reino.» LU 156:5.20
«El tiempo es un elemento invariable en la obtención del conocimiento; la religión hace que sus dones se vuelvan inmediatamente disponibles, aunque haya un importante factor de crecimiento en la gracia, un avance definido en todas las fases de la experiencia religiosa. El conocimiento es una búsqueda eterna; siempre estás aprendiendo, pero jamás puedes llegar al conocimiento pleno de la verdad absoluta. En el conocimiento por sí solo no puede haber jamás una certidumbre absoluta, tan sólo una probabilidad en aumento de aproximación; pero el alma religiosa de iluminación espiritual sabe, y sabe ahora. Y sin embargo, esta certidumbre profunda y positiva no conduce al religionista de mente sólida a interesarse menos por los altibajos del progreso de la sabiduría humana, que está ligado en su extremo material con los desarrollos de la ciencia en progreso lento.» LU 102:2.4
«La verdadera religión es discernimiento interior de la realidad, el vástago de fe de la conciencia moral, y no un simple consentimiento intelectual en un cuerpo de doctrinas dogmáticas. La verdadera religión consiste en la experiencia de «que el Espíritu mismo da testimonio con nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios». La religión consiste, no en proposiciones teológicas sino en discernimiento espiritual interior y sublimidad de la confianza del alma.» LU 101:2.13 Ro 8:16.
«Las enseñanzas de Jesús constituyeron la primera religión urantiana que comprendió tan plenamente una coordinación armoniosa de conocimiento, sabiduría, fe, verdad y amor, tan completa y simultáneamente como para proveer tranquilidad temporal, certidumbre intelectual, esclarecimiento moral, estabilidad filosófica, sensibilidad ética, conciencia de Dios y la seguridad positiva de la supervivencia personal. La fe de Jesús trazó el camino a la finalidad de la salvación humana, a lo último de la obtención mortal del universo, puesto que proveyó:
«1. La salvación a partir de las cadenas materiales en la comprensión personal de la filiación de Dios, que es espíritu.
«2. La salvación a partir de la esclavitud intelectual: el hombre conocerá la verdad y la verdad lo hará libre.
«3. La salvación a partir de la ceguera espiritual, la comprensión humana de la fraternidad de los seres mortales y el conocimiento morontial de la hermandad de todas las criaturas universales; el descubrimiento por medio del servicio de la realidad espiritual y la revelación —a través del ministerio— de la bondad de los valores espirituales.
«4. La salvación a partir de la condición incompleta del yo mediante la obtención de los niveles espirituales del universo y a través de la comprensión final de la armonía de Havona y de la perfección del Paraíso.
"5. La salvación a partir del yo, la liberación de las limitaciones de la autoconciencia a través de la obtención de los niveles cósmicos de la mente Suprema y por coordinación con los logros de todos los demás seres autoconscientes.
«6. La salvación a partir del tiempo, la obtención de una vida eterna de progresión sin fin en el reconocimiento de Dios y al servicio de Dios.
«7. La salvación a partir de lo finito, la unión perfeccionada con la Deidad en el Supremo y a través de él, mediante la cual la criatura intenta el descubrimiento trascendental del Último en los niveles posfinales de lo absonito.» LU 101:6.8
«Es justamente porque el evangelio de Jesús tenía tantas facetas, que en el curso de pocos siglos los estudiantes de los documentos sobre sus enseñanzas se dividieron en tantos cultos y sectas. La triste subdivisión de los creyentes cristianos resulta del fracaso de discernir en las muchas enseñanzas del Maestro la singularidad divina de su incomparable vida única. Pero algún día, los verdaderos creyentes de Jesús no estarán así divididos espiritualmente en su actitud ante los no creyentes. Siempre podremos tener diversidad de comprensión intelectual e interpretación, aun diversos grados de socialización, pero la falta del sentimiento de fraternidad espiritual es inexcusable y reprensible.
«¡No os equivoquéis! Existe en las enseñanzas de Jesús una naturaleza eterna que no le permitirá permanecer por siempre sin frutos en el corazón de los hombres pensadores. El reino, tal como lo concibió Jesús, ha fracasado en gran parte en la tierra; por ahora, una iglesia exterior ha tomado su lugar; pero debéis comprender que esta iglesia es tan sólo la etapa larval del reino espiritual impedido, que lo llevará a través de esta era material, a una dispensación más espiritual en la que las enseñanzas del Maestro gozarán de una oportunidad más plena para su desarrollo. Así pues, la así llamada iglesia cristiana se vuelve el capullo en el cual está ahora durmiendo el concepto del reino de Jesús. El reino de la hermandad divina aún está vivo y saldrá finalmente y con certeza de su largo letargo, con tanta certeza como surge finalmente la mariposa, como la bella evolución de su menos atrayente criatura de desarrollo metamórfico.» LU 170:5.20
««Simón, algunas personas son por naturaleza más felices que otras. Muchísimo depende del deseo del hombre de ser conducido y dirigido por el espíritu del Padre que reside en él. ¿Acaso no habéis leído en las Escrituras las palabras del sabio: ‘El espíritu del hombre es la candela del Señor, la cual escudriña lo más profundo de todo el ser’? También sabéis, que los hombres conducidos por el espíritu dicen: ‘Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos; y es hermosa la heredad que me ha tocado’. ‘Mejor es lo poco del justo, que las riquezas de muchos protervos’, porque ‘el hombre bueno encuentra satisfacción dentro de sí mismo’. ‘El corazón alegre hermosea el rostro y es una fiesta constante. Mejor es lo poco con el temor al Señor, que el gran tesoro donde hay turbación. Mejor es la comida de legumbres donde hay amor, que de buey engordado donde hay odio. Mejor es lo poco con justicia que la muchedumbre de frutos sin derecho’. ‘Un corazón alegre es como un buen remedio’. ‘Más vale un puño lleno con descanso, que ambos puños llenos con pena y aflicción de espíritu’.» LU 149:5.2 Pr 20:27; Sal 16:6; 37:16; Pr 14:14; 15:13-17; 16:8; 17:22; Ec 4:6.
««Mucho de la pena del hombre nace de la desilusión de sus ambiciones y de las heridas a su orgullo. Aunque los hombres tienen el deber para consigo mismos de hacer lo mejor que pueden con sus vidas en la tierra, habiendo hecho ese sincero esfuerzo deberían aceptar su destino con alegría y aplicar su ingenio a sacar el mayor provecho de lo que les tocó en suerte. Muchísimos de los problemas de los hombres se originan en el temor que alberga su propio corazón. ‘Huye el impío sin que nadie lo persiga’. ‘Los impíos son como un mar en tempestad, que no puede estarse quieto y sus aguas arrojan cieno y lodo; no hay paz, dice Dios, para los impíos’.
««No busquéis pues la paz falsa y el gozo pasajero, sino la seguridad de la fe y la certidumbre de la filiación divina, que dan serenidad, contentamiento y gozo supremo en el espíritu».» LU 149:5.3 Pr 28:1. Is 57:20-21.
««Pensad en los lirios, y como crecen; no se afanan ni hilan; mas os digo que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de estos. Si Dios así viste la hierba del campo, que está viva hoy y mañana se corta y se echa al fuego, cuanto más él os vestiré a vosotros, embajadores del reino celestial. O vosotros ¡cuán poca fe tenéis! Cuando os dedicáis de todo corazón a la proclamación del evangelio del reino, no deberíais albergar incertidumbre en vuestra mente por vuestro sostén ni por la familia que habéis dejado. Si realmente dedicáis vuestra vida al evangelio, viviréis por el evangelio. Si tan sólo sois discípulos creyentes, debéis ganaros vuestro pan y contribuir al mantenimiento de todos los que enseñan y predican y curan. Si os preocupáis por vuestro pan y agua, ¿de qué manera diferís de las naciones del mundo que tan diligentemente buscan dichas necesidades? Dedicaos a vuestra obra, creed que tanto el Padre como yo conocemos vuestras necesidades. Dejadme aseguraros de una vez por todas de que, si dedicáis vuestra vida a la obra del reino, todas vuestras necesidades reales serán suministradas. Buscad las cosas más grandes, y las menos importantes serán halladas; pedid cosas celestiales y las cosas materiales estarán incluidas. La sombra por seguro sigue a la sustancia.» LU 165:5.3 Lc 12:27-28.
«Mi esperanza está puesta solo en ti.» Sal 39:7.
«Los ojos del Señor están fijos …sobre los que esperan en su misericordia» Sal 33:18.
«Yo, por mi parte, seguiré esperando.» Sal 71:14.
«Yo espero en tu palabra.» Sal 119:81.
«El Señor ama … a los que esperan en su misericordia.» Sal 147:11.
«La esperanza de los justos es alegre.» Pr 10:28.
«El Dios de la esperanza os colme de todo gozo y paz.» Ro 15:13.
«Con la alegría de la esperanza; constantes en la tribulación.» Ro 12:12.
«Que conozcáis cuál es la esperanza a que habéis sido llamados por él.» Ef 1:18.
«En la serenidad y la confianza está su fuerza.» Is 30:15.
«El que confía en el Señor se pone a salvo.» Pr 29:25.
«Con la esperanza de vida eterna, prometida desde toda la eternidad por Dios.» Tit 1:2.
«Para que… fuésemos constituidos herederos, en esperanza, de vida eterna. » Tit 3:7.
«La fe es garantía de lo que se espera.» Heb 11:1.
«Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad.» 1 Cor 13:13. (Esta es la TRIADA de Pablo - variously arranged.)
«Yo tengo confianza y no temo.» Is 12:2.
«Encomienda tu suerte al Señor, confía en él, y él hará su obra.» Sal 37:5.
«Estarás seguro, porque habrá una esperanza.» Job 11:18.
«Este misterio, que es Cristo entre vosotros, la esperanza de la gloria.» Col 1:27.
«Porque nuestra salvación es en esperanza.» Ro 8:24.
«Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta.» 1 Cor 13:7.
«La tribulación engendra la paciencia; la paciencia, virtud probada; la virtud probada, esperanza.» Ro 5:4.
«La esperanza diferida enferma el corazón.» Pr 13:12.
Nota: El arco iris era un símbolo de esperanza en el Viejo Testamento. En el Viejo Testamento, la fe y la esperanza no estaban bien diferenciadas. La confianza se utiliza en lugar de la esperanza.
Escilo— «El alimento de los exiliados.»
Eurípides— «La maldición del hombre.»
a. Cowley (1647)— «La esperanza—la lotería engañosa de la fortuna, donde hay cien espacios en blanco por el precio de uno.»
b. Shelley (1819)— «Peor que la desesperación, peor que la amargura de la muerte, es la esperanza.»
c. Nietzsche (1819)— «La esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento del hombre.»