© 1959 William S. Sadler
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«Dios es recto; por lo tanto, es justo. «El Señor es recto en todos sus caminos». « No he hecho sin causa todo lo que he hecho’, dice el Señor». «Los juicios del Señor son totalmente verdaderos y justos». Las acciones y realizaciones de sus criaturas, no pueden influir la justicia del Padre Universal «porque no hay iniquidad en el Señor nuestro Dios, ni favoritismo de personas, ni aceptación de ofrendas».» LU 2:3.1 Sal 145:17; 19:9. 2 Chron 19:7.
«Sólo el discernimiento de la sabiduría infinita permite a un Dios recto ministrar justicia y misericordia al mismo tiempo y en cualquier situación en el universo. El Padre celestial nunca es perturbado por actitudes conflictivas hacia sus hijos universales; Dios nunca es víctima de antagonismos de actitud. La omnisciencia de Dios dirige infaliblemente su libre voluntad en la elección de esa conducta universal que satisfaga perfecta, simultánea e igualmente las demandas de todos sus atributos divinos y las cualidades infinitas de su naturaleza eterna.» LU 2:4.3
««Una parte de todo padre vive en el hijo. El padre disfruta de prioridad y superioridad de comprensión en todos los asuntos relacionados con la relación hijo-padre. El padre es capaz de ver la inmadurez del hijo a la luz de la madurez paterna más avanzada, la experiencia más madura del socio mayor. En el caso del hijo terrenal y el Padre celestial, el padre divino posee infinidad y divinidad de comprensión, y capacidad para una compasión amante. El perdón divino es inevitable; es inherente e inalienable a la infinita comprensión de Dios, en su conocimiento perfecto de todo lo que se relaciona con el juicio erróneo y la elección equivocada del hijo. La justicia divina es tan eternamente ecuánime que infaliblemente comprende una compasión misericordiosa.» LU 174:1.3
«La justicia es inherente a la soberanía universal de la Trinidad del Paraíso, pero la bondad, la misericordia y la verdad son el ministerio universal de las personalidades divinas, cuya unión en la Deidad constituye la Trinidad. La justicia no es la actitud del Padre, el Hijo o el Espíritu. La justicia es la actitud trinitaria de estas tres personalidades de amor, misericordia y servicio. Ninguna de las Deidades del Paraíso atiende la administración de justicia. La justicia no es nunca una actitud personal; es siempre una función plural.» LU 10:6.2
«Los Ancianos de los Días y sus asociados de origen trinitario, imparten el juicio justo de la equidad suprema a los siete superuniversos. En el universo central tales funciones existen solamente en teoría; allí la equidad es patente en la perfección, y la perfección de Havona excluye todas las posibilidades de desarmonía.» LU 10:6.17
«La justicia es el pensamiento colectivo de la rectitud; la misericordia es su expresión personal. La misericordia es la actitud del amor; la precisión caracteriza la operación de la ley; el juicio divino es el alma de la equidad, siempre conformándose a la justicia de la Trinidad, siempre cumpliendo el amor divino de Dios. Cuando se los percibe plenamente y se los comprende completamente, la justicia recta de la Trinidad y el amor misericordioso del Padre Universal son coincidentes. Pero el hombre no posee esa plena comprensión de la justicia divina. Así pues en la Trinidad, tal como el hombre la visualizaría, las personalidades del Padre, el Hijo y el Espíritu se ajustan al ministerio coordinado del amor y la ley en los universos experienciales del tiempo.» LU 10:6.18
«El hecho mismo de que una criatura que hace el mal pueda verdaderamente elegir hacer el error —cometer pecado— establece el hecho del libre albedrío y justifica plenamente la demora de cualquier longitud en la ejecución de la justicia siempre y cuando la misericordia extendida pueda conducir al arrepentimiento y la rehabilitación.» LU 54:4.3
«Existen muchas razones que conocemos por las cuales los Gobernantes Supremos no destruyeron ni internaron inmediatamente a los líderes de la rebelión de Lucifer. Indudablemente existen otras y posiblemente mejores razones que nosotros desconocemos. Las características de misericordia de esta demora en la ejecución de la justicia fueron extendidas personalmente por Micael de Nebadon. De no haber sido por el afecto de este padre Creador por sus Hijos desviados, habría actuado la justicia suprema del superuniverso. Si un episodio semejante al de la rebelión de Lucifer hubiese ocurrido en Nebadon mientras Micael estaba encarnado en Urantia, los instigadores de dicho mal podrían haber sido aniquilados instantánea y absolutamente.» LU 54:4.5
«La justicia suprema puede actuar instantáneamente cuando no está frenada por la misericordia divina. Pero el ministerio de la misericordia a los hijos del tiempo y el espacio siempre provee esta demora temporal, este intervalo de salvación entre la labranza y la cosecha. Si la semilla es buena, este intervalo provee la prueba y el fortalecimiento del carácter; si la semilla es mala, esta demora misericordiosa provee tiempo para el arrepentimiento y la rectificación. Esta demora temporal en el juicio y la ejecución de los que hacen el mal es inherente en el ministerio de misericordia de los siete superuniversos. Este refrenamiento de la justicia por la misericordia prueba que Dios es amor, y que este Dios de amor domina los universos y controla con misericordia el destino y juicio de todas sus criaturas.» LU 54:4.6
«La elevación de un Hijo autootorgador séptuple a la soberanía incuestionable de su universo significa el comienzo del fin de la inseguridad y confusión relativa de una edad. Después de este acontecimiento, lo que alguna vez no pueda ser espiritualizado finalmente se desorganizará; aquello que no puede ser coordinado con la realidad cósmica será finalmente destruido. Cuando las disposiciones de la misericordia sin fin y de la paciencia sin nombre se han agotado en el esfuerzo de ganar la lealtad y devoción de todas las criaturas volitivas de los reinos, prevalecerán la justicia y la rectitud. Aquello que la misericordia no puede rehabilitar, la justicia finalmente aniquilará.» LU 21:5.7
«Dios no se vuelve nunca iracundo, vengativo ni airado. Es verdad que la prudencia refrena a menudo su amor, así como la justicia condiciona su misericordia rechazada. Su amor por la rectitud no puede evitar manifestarse por igual como odio por el pecado. El Padre no es una personalidad contradictoria; la unidad divina es perfecta. En la Trinidad del Paraíso existe unidad absoluta pese a las eternas identidades de los coordinados de Dios.» LU 2:6.7
««Ganid, es verdad que no comprendes. El ministerio de la misericordia es siempre la obra del individuo, pero el castigo de la justicia es la función de los grupos sociales, gubernamentales, o administrativos del universo. Como individuo estoy obligado a mostrar misericordia; debo rescatar al muchacho agredido, y podré con toda justicia, emplear la fuerza para contener al agresor. Y eso es exactamente lo que hice. Logré liberar al muchacho agredido; he aquí el fin del ministerio de la misericordia. Retuve luego por la fuerza al agresor el tiempo necesario para permitir la huida de la parte más débil de la disputa, y luego me desentendí del asunto. No juzgué al agresor, examinando el móvil — evaluando todos los factores que pudieran haber contribuido al ataque contra su semejante— ni emprendí la realización del castigo que pudiera dictaminar mi mente como justa recompensa por su mala acción. Ganid, la misericordia puede ser profusa, pero la justicia es precisa. ¿No te das cuenta de que difícilmente podrían dos personas ponerse de acuerdo sobre un castigo que pudiera satisfacer las exigencias de la justicia? Uno impondría cuarenta latigazos, otro, veinte, mientras que un tercero sostendría que el aislamiento penal es el único castigo justo. ¿No te das cuenta de que en este mundo es mejor que tales responsabilidades recaigan sobre el grupo o sean administradas por los representantes nombrados por el grupo? En el universo, el juicio está investido sobre aquellos que conocen plenamente los antecedentes de todos los males así como también sus móviles. En la sociedad civilizada y en un universo organizado, la administración de la justicia presupone el dictamen de una sentencia justa después de un juicio justo, y esta prerrogativa corresponde a los grupos jurídicos de los mundos y a los administradores omnisapientes de los universos más altos de toda la creación».» LU 133:1.2
«La técnica de la justicia exige que los guardianes personales o de grupo respondan al llamado dispensacional en nombre de todas las personalidades no sobrevivientes. Los Ajustadores de tales seres no sobrevivientes no retornan, y cuando se pasa lista, los serafines responden, pero los Ajustadores no dan ninguna respuesta. Esto constituye la «resurrección de los injustos», en realidad, el reconocimiento formal de la cesación de la existencia de la criatura. Este llamado de la justicia siempre ocurre inmediatamente después del llamado de la misericordia, la resurrección de los sobrevivientes dormidos. Pero estos son asuntos que no conciernen a nadie sino a los supremos y omniscientes Jueces de los valores de supervivencia. Estos problemas de adjudicación realmente no nos conciernen.» LU 113:6.8
«La justicia natural es una teoría elaborada por el hombre; no es una realidad. En la naturaleza, la justicia es puramente teórica, totalmente ficticia. La naturaleza no ofrece más que una clase de justicia —la conformidad inevitable de los resultados a las causas.» LU 70:10.1
«La justicia, como la concibió el hombre, significa reivindicar los derechos y, por tanto, es cuestión de evolución progresiva. El concepto de la justicia bien puede ser constitutivo en una mente dotada de espíritu, pero no surge en la existencia con todo su esplendor en los mundos del espacio.
«El hombre primitivo atribuía todo fenómeno a una persona. En el caso de muerte, el salvaje no se preguntaba qué lo mató, sino quién lo hizo. No se reconocía, por consiguiente, el asesinato casual, y en el castigo de los delitos, se hacía caso omiso del móvil del infractor; se emitía el juicio de acuerdo con los daños ocasionados.» P. LU 70:10.2
«La sociedad pronto adoptó una actitud vengativa de represalias: ojo por ojo, vida por vida. Todas las tribus evolucionarias reconocían este derecho de venganza sangrienta. La venganza se convirtió en el objetivo de la vida primitiva, pero la religión ya ha modificado considerablemente estas prácticas tribales primitivas. Los maestros de la religión revelada siempre han proclamado: «‘La venganza es mía’, dice el Señor». Las matanzas por venganza de los tiempos primitivos no eran tan distintas de los asesinatos actuales que se llevan a cabo so pretexto de la ley no escrita.» LU 70:10.9 Dt 19:21. Ro 12:19.
«Así la justicia, en un principio, fue administrada por la familia, luego por el clan, y después por la tribu. La administración de la verdadera justicia data de cuando se quitó la venganza de las manos de individuos y grupos consanguíneos, y se depositó en manos del grupo social, el estado.» LU 70:10.13
«La Justicia y el Derecho son la base de tu trono.» Sal 89:14.
«La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios, pues sus juicios son verdaderos y justos.» Ap 19:1.2; (Ap 16:7.)
«Yo sé que tus juicios son justos, Señor.» Sal 119:75.
«Los preceptos del Señor son rectos-» Sal 19:9.
«El Señor es nuestro Dios, en toda la tierra rigen sus decretos.» 1 Cr 16:14.
«¡Cuán insondables son sus designios e inescrutables sus caminos!» Ro 11:33.
«Practicar la justicia y el derecho agrada al Señor más que los sacrificios.» Pr 21:3.
La justicia del Viejo Testamento era muy literal y primitiva—«Ojo por ojo, diente por diente.» Ex 21:24.