© 1959 William S. Sadler
© 1961 Fundación Urantia
Proposición. Los hombres tuvieron primero muchos dioses, después una deidad tribal, y finalmente un solo y único Dios. Los judíos, hindúes y mesopotámicos pasaron por esa evolución de la Deidad.
«Al concebir la Deidad, el hombre al principio incluye a todos los dioses, luego subordina todos los dioses extraños a su deidad tribal, y finalmente excluye a todos excepto el Dios único de valor final y supremo. Los judíos sintetizaron a todos los dioses en su más sublime concepto del Señor Dios de Israel. Los hindúes de la misma manera combinaron sus deidades múltiples en «una espiritualidad única de los dioses» descrita en el Rig Veda, mientras que los mesopotamios redujeron a sus dioses al concepto más centralizado de Bel Marduc. Estas ideas monoteístas maduraron en todo el mundo no mucho después de la aparición de Maquiventa Melquisedek en Salem de Palestina.» LU 96:0.1
Proposición. El concepto de Deidad de Melquisedek fue diferente; enseñó sobre un Dios basándose en atributos creativos.
«Pero el concepto de Deidad de Melquisedek era distinto de la filosofía evolucionaria de inclusión, subordinación y exclusión; estaba basado exclusivamente en el poder creador y muy pronto influyó en los conceptos más altos de deidad en Mesopotamia, la India y Egipto.» LU 96:0.1
Proposición. La religión de Salem, basada en la alianza de Melquisedek con Abraham, persistió entre los kenitas y fue adoptada más tarde por los hebreos modificada por muchas influencias.
«La religión salemita persistió entre los ceneos en Palestina como su credo, y esta religión, tal como fue adoptada más adelante por los hebreos, recibió primero la influencia de las enseñanzas morales de los egipcios; más adelante, el pensamiento teológico babilónico; y en último término, los conceptos iranios del bien y del mal. En forma factual la religión hebrea está cimentada sobre el pacto entre Abraham y Maquiventa Melquisedek, evolucionalmente es la consecuencia de muchas circunstancias únicas de ubicación, pero culturalmente ha sabido pedir prestado libremente de la religión, de la moralidad y de la filosofía de todo el Levante. Es a través de la religión hebrea que mucha de la moralidad y del pensamiento religioso de Egipto, Mesopotamia e Irán fueron transmitidos a los pueblos occidentales…» LU 96:0.3
Proposición. La evolución de la teología hebrea abarcó cinco conceptos de Deidad. Vean LU 96:1.2
Proposición. Para cuando los hebreos estaban en Sinaí, el volcán estaba activo y quedaron enormemente impresionados por el fenómeno.
«Hasta alrededor del año 2000 a. de J. C., el Monte Sinaí mostró actividades intermitentes volcánicas, con erupciones ocasionales que ocurrieron hasta el momento de la estadía de los israelitas en esta región. El fuego y el humo, juntamente con las explosiones y truenos asociados con las erupciones de esta montaña volcánica, impresionaban y asustaban a los beduinos de las regiones circunvecinas y les hacían temer grandemente a Yahvé. Este espíritu del Monte Horeb más adelante se volvió el Dios de los semitas hebreos, y ellos finalmente creyeron en él como el supremo por encima de todos los demás dioses.»LU 96:1.11
Proposición. Muchos cananeos creyeron en El Elyón, pero la mayoría adoraban a Yahvé.
«Los cananeos habían reverenciado por mucho tiempo a Yahvé, y aunque muchos de los ceneos creían más o menos en El Elyón, el superdios de la religión de Salem, una mayoría de los cananeos siguieron adorando en forma no estructurada a las viejas deidades tribales.» LU 96:1.12
Proposición. La característica asombrosa de la historia religiosa es la evolución continua del concepto de Dios desde el Yahvé primitivo al alto nivel de los Isaías.
«La característica más singular y sorprendente de la historia religiosa de los hebreos concierne esta continua evolución del concepto de Deidad desde el primitivo dios del Monte Horeb a través de las enseñanzas de sus sucesivos líderes espirituales hasta el elevado nivel de desarrollo ilustrado en las doctrinas de la Deidad de los Isaías, que proclamaron ese magnífico concepto del Padre Creador amante y misericordioso.»LU 96:4.9
Proposición. Los hebreos desantropomorfizaron a Dios sin hacerlo una abstracción de la filosofía.
«Los dirigentes espirituales de los hebreos hicieron lo que nadie había conseguido hacer antes que ellos: desantropomorfizaron su concepto de Dios sin convertirlo en una abstracción de Deidad sólo comprensible para los filósofos. Aún la gente común podía considerar el concepto maduro de Yahvé como Padre, si no del individuo por lo menos de la raza.» LU 97:0.1
Proposición. Moisés dio a los hebreos el concepto e ideal de un Creador Supremo.
«El comienzo de la evolución de los conceptos e ideales hebreos de un Creador Supremo data de la partida de los semitas de Egipto bajo la dirección de ese gran líder, maestro y organizador, Moisés. Su madre era de la familia real de Egipto. Su padre era un oficial de enlace semita entre el gobierno y los cautivos beduinos. Moisés por lo tanto poseía calidades derivadas de fuentes raciales superiores; su linaje estaba tan altamente mezclado que es imposible clasificarlo en un solo grupo racial. Si no hubiese sido de este tipo mezclado, no habría demostrado nunca la versatilidad y la adaptabilidad fuera de lo común que le permitió manejar la diversificada horda que finalmente se asoció con los semitas beduinos que huyeron de Egipto al desierto árabe bajo su liderazgo.» LU 96:3.1
Proposición. El hecho de que los hebreos creyeran en Yahvé explica por qué se quedaron tanto tiempo en el Sinaí (perfeccionando sus ceremoniales religiosos).
«El hecho de que Yahvé fue el Dios de los hebreos en huida explica por qué se quedaron tanto tiempo ante la montaña sagrada del Sinaí, y por qué allí recibieron los diez mandamientos que Moisés promulgó en el nombre de Yahvé, el dios de Horeb. Durante esta prolongada estadía ante el Sinaí se perfeccionaron los ceremoniales religiosos de esta adoración hebrea de la evolución reciente.» LU 96:4.4
Proposición. Moisés enseñó a su pueblo que Yahvé era un “Dios celoso”. Estaba construyendo una conciencia nacional. Pero también enseñó que «El eterno Dios es tu refugio, y acá abajo los brazos eternos».
«Moisés proclamó que Yahvé era el Señor Dios de Israel, que había escogido a los hebreos como su pueblo elegido; estaba construyendo una nueva nación, y sabiamente nacionalizó sus enseñanzas religiosas, diciendo a sus seguidores que Yahvé era un amo severo, un «Dios celoso». Pero sin embargo intentó ampliar su concepto de divinidad cuando les enseñó que Yahvé era el «Dios de los espíritus de toda la carne» y cuando dijo: «El eterno Dios es tu refugio, y acá abajo los brazos eternos».» LU 96:4.6
Proposición. Moisés temía proclamar misericordia, y prefería asustar a su pueblo con el temor de la justicia de Dios.
«Moisés temía proclamar la misericordia de Yahvé, prefiriendo asustar a su pueblo con el temor de la justicia de Dios, diciendo: «El Señor vuestro Dios es Dios de dioses, y Señor de señores, un gran Dios, un poderoso y temible Dios, que no hace acepción de personas». Nuevamente intentó controlar a los clanes turbulentos cuando declaró que «vuestro Dios mata cuando le desobedecéis; cura y da vida cuando le obedecéis». Pero Moisés enseñó a estas tribus que se volverían el pueblo elegido de Dios sólo a condición de que «cumplieran con todos sus mandamientos y obedecieran todos sus estatutos».» LU 96:5.6
Proposición. Se enseñó poco de la misericordia de Dios a los primeros hebreos. Dios era el Todopoderoso, un Dios de batallas, glorioso en poder.
«Se enseñó poco de la misericordia de Dios a los hebreos durante estos períodos primitivos. Aprendieron que Dios era «el Todopoderoso; el Señor guerrero, el Dios de las batallas, glorioso en el poder, que destruye a sus enemigos». «El Señor vuestro Dios anda en medio de tu campamento para librarte». Los israelitas imaginaban a su Dios como un Dios que los amaba, pero que también había «endurecido el corazón del faraón» y «maldecido a sus enemigos».»LU 96:5.7
Proposición. Después de la muerte de Moisés, el concepto de Dios se deterioró rápidamente. Josué hizo todo lo que pudo, pero el pueblo volvió a las ideas más antiguas de Yahvé.
«Cuando Moisés falleció, su concepto elevado de Yahvé se deterioró rápidamente. Josué y los líderes de Israel continuaron manteniendo las tradiciones mosaicas del Dios sabio, beneficiente y todopoderoso, pero la gente común rápidamente volvió a las viejas ideas del desierto de Yahvé. Esta corriente retrógrada del concepto de la Deidad continuó cada vez más bajo el gobierno sucesivo de los varios jeques tribales, los así llamados jueces.» LU 96:6.1
Proposición. Pero incluso en estos tiempos oscuros, surgió un profeta para proclamar el concepto de Yahvé de Moisés.
«Pero aún en esta edad de la oscuridad impenetrable, de vez en cuando un maestro solitario surgía proclamando el concepto mosaico de la divinidad: «Vosotros hijos del mal no podéis servir al Señor, porque él es un Dios santo». «¿Será el hombre mortal más justo que Dios? ¿Será el varón más limpio que su Hacedor?». «¿Podéis buscando hallar a vuestro Dios? ¿Podéis descubrir al Todopoderoso hasta la perfección? Mirad, Dios es grande y no lo conocemos. Tocando al Todopoderoso no podemos encontrarlo».» LU 96:6.4
Proposición. Samuel fue un instructor resuelto que buscaba llevar a todo Israel de vuelta a la adoración a Yahvé de los tiempos de Moisés.
«Samuel surgió de una larga línea de maestros salemitas que habían persistido en mantener las verdades de Melquisedek como parte de sus formas de adoración. Este maestro era hombre viril y decidido. Sólo su gran devoción, combinada con su extraordinaria determinación, le permitieron soportar la oposición casi universal que encontró cuando se dispuso a atraer nuevamente a Israel a la adoración del supremo Yahvé de los tiempos de Moisés.» LU 97:1.2
Proposición. Samuel proclamaba que Dios era invariable, no un Dios de antojos celosos. «…no es hombre para que se arrepienta.»
«Pero la mayor contribución que hizo Samuel al desarrollo del concepto de la Deidad fue su pronunciamiento resonante de que Yahvé era invariable, por siempre la misma incorporación de perfección y divinidad infalibles. En estos tiempos se concebía a Yahvé como un Dios caprichoso, atiborrado de antojos celosos, que lamentaba constantemente las cosas que había hecho; pero ahora por primera vez desde que los hebreos salieran de Egipto escucharon estas palabras sorprendentes: «El que es la Fuerza de Israel no mentirá ni se arrepentirá, porque no es hombre para que se arrepienta».» LU 97:1.4
Proposición. Samuel predicó sobre un Dios de sinceridad, un Dios que cumple sus pactos. «Eres grande, oh Señor Dios, pues no hay nadie como tú…»
«También renovó la predicación del hecho de la sinceridad de Dios, su confiabilidad como cumplidor de pactos. Dijo Samuel: «El Señor no desamparará a su pueblo». «Él ha hecho con nosotros un pacto perpetuo, ordenado en todas las cosas y será guardado». Así pues, en toda Palestina resonó el llamado de vuelta a la adoración del Yahvé supremo. Este enérgico maestro no se cansaba de proclamar: «¡Por tanto, tú te has engrandecido, oh Señor Dios, por cuanto no hay como tú, ni hay Dios fuera de ti!»» LU 97:1.5
Proposición. Samuel siguió haciendo evolucionar el concepto de Deidad. «Caigamos ahora en manos del Señor, porque sus misericordias son muchas».
«A medida que pasaban los años, el encanecido viejo dirigente progresó en la comprensión de Dios, pues declaró: «El Señor es el Dios del conocimiento y a él toca el pesar las acciones. El Señor juzgará los confines de la tierra, siendo misericordioso con los misericordiosos, y con el hombre recto también será recto». Ya aquí se encuentra el alba de la misericordia, aunque limitada a los que son misericordiosos. Más tarde llegó a adelantar un paso más cuando exhortó a su pueblo en la adversidad: «Caigamos ahora en manos del Señor, porque sus misericordias son muchas». «No hay limitación sobre el Señor para salvar a muchos o a pocos».» LU 97:1.8
Proposición. Elías restableció el concepto de Dios de Samuel. Llevó adelante sus reformas a pesar de la oposición de un monarca idólatra.
«Elías restauró en el reino del norte un concepto de Dios comparable con el que había sido mantenido en los días de Samuel. Elías tuvo poca oportunidad de presentar un concepto avanzado de Dios; estaba muy ocupado, tal como Samuel lo había estado antes que él, en derrotar los altares de Baal y demoler los ídolos de los dioses falsos. Y emprendió sus reformas frente a la oposición de un monarca idólatra; su tarea fue aun más gigantesca y difícil que a la que se había enfrentado Samuel.» LU 97:2.1
Proposición. La controversia que había entre los seguidores de Yahvé y los de Baal fue un choque socioeconómico de ideologías, más que una diferencia religiosa.
«La prolongada controversia entre los creyentes en Yahvé y los seguidores de Baal era un choque socioeconómico de ideologías más que una diferencia en creencias religiosas.» LU 97:3.1
Proposición. Los pueblos de Palestina diferían en su actitud hacia la propiedad privada de la tierra. Los yahveítas consideraba que la tierra pertenecía al clan.
«Los habitantes de Palestina diferían en su actitud hacia la propiedad privada de la tierra. Las tribus sureñas o errantes de Arabia (los yahveítas) consideraban la tierra como inalienable —como un don de la Deidad al clan. Sostenían que la tierra no se podía vender ni hipotecar. «Yahvé habló y dijo: ‘La tierra no se venderá, porque la tierra es mía’».» LU 97:3.2
Proposición. Los baalitas compraban y vendían libremente la tierra. El culto se ocupaba de la tierra, de su propiedad y su fertilidad.
«Los cananeos norteños y más establecidos (baalitas) compraban, vendían e hipotecaban libremente sus tierras. La palabra baal significa propietario. Se fundó el culto de Baal sobre la base de dos doctrinas principales: La primera, la validación del intercambio de propiedad, contratos y pactos —el derecho de comprar y vender tierra. La segunda, se suponía que Baal enviaba lluvia —era el Dios de la fertilidad del suelo. Las buenas cosechas dependían del favor de Baal. El culto se ocupaba en su mayor parte de la tierra, su propiedad y su fertilidad.» LU 97:3.3
Proposición. Fue un gran paso en la transición de un dios tribal que exige sacrificios a un Dios que castiga el crimen entre sus propios seguidores; ese fue el Dios que Amós proclamó.
«Un paso importante en la transición del dios tribal —del dios que por tanto tiempo habían servido con sacrificios y ceremonias, el Yahvé de los hebreos más primitivos —a un Dios que castigaría el crimen y la inmoralidad aun en su propio pueblo, fue tomado por Amós, que apareció de entre las colinas del sur para denunciar la criminalidad, embriaguez, opresión e inmoralidad de las tribus norteñas. No habían proclamado verdades tan resonantes en Palestina desde los tiempos de Moisés.» LU 97:4.1
Proposición. Amós proclamó la justicia inexorable de Yahvé: «Con seguridad jamás olvidaré lo que habéis hecho».
«Dijo Amós: «Aquel que formó los montes y creó el viento, buscad a aquel que hizo las Pléyades y el Orión, que torna la sombra de la muerte en amanecer y hace oscurecer el día como noche». Al denunciar a sus semejantes semirreligiosos, contemporizadores y a veces inmorales, intentó retratar la justicia inexorable de un Yahvé inalterable cuando dijo de los hacedores del mal: «Aunque se escondan en las profundidades del infierno, de allí los sacaré; aunque suban a las alturas de los cielos, de allí los haré bajar». «Y aunque fueren en cautiverio delante de sus enemigos, allí dirigiré la espada de la justicia y los matará». Amós sorprendió aún más a sus oyentes cuando, señalándolos con dedo acusador y reprobador, declaró en nombre de Yahvé: «Con seguridad jamás olvidaré lo que habéis hecho». «Que la casa de Israel sea zarandeada entre todas las naciones, como se zarandea el grano en una criba».» LU 97:4.3
Proposición. Oseas siguió a Amós en la doctrina de un Dios universal de amor, de perdón mediante el arrepentimiento, no mediante el sacrificio: un evangelio de amabilidad amorosa y misericordia tierna.
«Oseas vino después de Amós y de su doctrina de un Dios universal de justicia mediante la resurrección del concepto mosaico de un Dios de amor. Oseas predicó el perdón mediante el arrepentimiento, no mediante el sacrificio. Proclamó un evangelio de amor y misericordia divina, diciendo: «Yo te desposaré conmigo para siempre; sí, yo te desposaré en justicia, juicio, benignidad y en misericordias, e incluso te desposaré conmigo en fidelidad». «Los amaré libremente, porque ya se ha apartado de ellos mi ira».» LU 97:4.5
Proposición. En estos tiempos, algunos amenazaban con el castigo a los pecados personales y a los crímenes nacionales.
«Éstos eran aquellos tiempos en los que algunos proclamaban amenazas de castigo por pecados personales y crímenes nacionales entre los clanes del norte mientras que otros predicaban calamidades en retribución de las transgresiones del reino del sur. En este momento de despertar de conciencia y autoconciencia en las naciones hebreas, apareció el primer Isaías.» LU 97:5.1
Proposición. Este Isaías dijo: «Levántate, resplandece, porque ha venido tu luz…» «En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el ángel de su presencia los salvó».
«Al hablar de los hebreos dominados por el temor y hambrientos de alma, este profeta dijo: «Levántate, resplandece, porque ha venido tu luz, y la gloria del Señor ha nacido sobre ti». «El espíritu del Señor está sobre mí porque él me ha ungido; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los humildes; a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos y a los presos apertura de la cárcel». «Me regocijo grandemente en el Señor, mi alma se alegrará en mi Dios, porque me vistió con las vestimentas de salvación y me rodeó de manto de rectitud». «En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el ángel de su presencia los salvó. En su amor y en su clemencia los redimió».» LU 97:5.3
Proposición. Mientras los instructores seguían exponiendo el evangelio de Isaías, Jeremías dio el audaz paso de proclamar la internacionalización de Yahvé.
«Aunque varios maestros continuaron explicando el evangelio de Isaías, le tocó a Jeremías tomar el próximo paso audaz en la internacionalización de Yahvé, Dios de los hebreos.» LU 97:6.1
Proposición. Jeremías proclamó al Dios justo y amante de Isaías. «Sí, con amor eterno te he amado…» «Porque no aflige voluntariamente a los hijos de los hombres».
«Jeremías predicó también sobre el Dios justo y amante descrito por Isaías, declarando: «Sí, con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia». «Porque no aflige voluntariamente a los hijos de los hombres».» LU 97:6.3
Proposición. Ningún profeta, desde Maquiventa a Jesús, logró un concepto más alto de Dios que el que el segundo Isaías presentó a los hebreos.
«Ningún profeta ni maestro religioso desde Maquiventa hasta el tiempo de Jesús alcanzó el concepto elevado de Dios que Isaías el segundo proclamó durante estos días de cautiverio. El Dios que proclamó este dirigente espiritual no era pequeño, antropomorfo ni hecho por el hombre. «He aquí que hace desaparecer las islas como gotas». «Y como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más altos que vuestros pensamientos».» LU 97:7.5
Proposición. Isaías proclamó a un Creador Universal, y no se han vuelto a hacer pronunciamientos más bellos acerca del Padre celestial.
«Este Isaías condujo una vasta propaganda del evangelio del concepto ampliado del supremo Yahvé. Rivalizaba con Moisés en su elocuencia al retratar al Señor Dios de Israel como el Creador Universal. Su ilustración de los atributos infinitos del Padre Universal era poética. Jamás se han vuelto a hacer declaraciones más hermosas sobre el Padre celeste.» LU 97:7.9
Proposición. Este osado instructor enseñó que el hombre estaba estrechamente relacionado con Dios. «Todos los llamados de mi nombre, para gloria mía los he creado…» «… soy el que borro sus trasgresiones para mi satisfacción…»
«Este audaz maestro proclamó que el hombre estaba relacionado estrechamente con Dios, diciendo: «Todos los llamados de mi nombre, para gloria mía los he creado, y ellos serán mi alabanza. Yo, yo mismo, soy el que borro sus trasgresiones para mi satisfacción, y no me acordaré sus pecados». LU 97:7.10