© 1959 William S. Sadler
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El origen de la sabiduría es doble, pues procede de la perfección de la perspicacia divina inherente a los seres perfectos y de la experiencia personal adquirida por las criaturas evolutivas. LU 19:2.4
El espíritu de sabiduría —la tendencia inherente de todas las criaturas morales hacia un avance evolutivo ordenado y progresivo. LU 36:5.12
Incluso la sabiduría sólo es divina y digna de confianza cuando tiene un alcance cósmico y una motivación espiritual. LU 54:1.7
El conocimiento se puede obtener mediante la educación, pero la sabiduría, que es indispensable para la verdadera cultura, sólo se puede conseguir a través de la experiencia y por parte de unos hombres y mujeres que son inteligentes de manera innata. Un pueblo así es capaz de aprender por experiencia, y puede volverse realmente sabio. LU 81:6.13
El conocimiento conduce a situar a los hombres, a originar las capas y las castas sociales. La religión conduce a servir a los hombres, creando así la ética y el altruismo. La sabiduría conduce a una asociación mejor y más elevada tanto de las ideas como con los semejantes. La revelación libera a los hombres y los pone en camino hacia la aventura eterna. LU 102:3.6
La carrera de un hombre que busca a Dios puede resultar ser un gran éxito a la luz de la eternidad, aunque toda la empresa de su vida temporal pueda parecer un fracaso abrumador, con tal que cada fracaso de su vida haya producido el cultivo de la sabiduría y el logro espiritual. No cometáis el error de confundir el conocimiento, la cultura y la sabiduría. Están relacionados en la vida, pero representan valores espirituales extremadamente diferentes; la sabiduría domina siempre al conocimiento y glorifica siempre a la cultura. LU 160:4.16
Los saduceos estaban compuestos por el clero y ciertos judíos ricos. No daban tanta importancia a los detalles de la aplicación de la ley. Los fariseos y los saduceos eran en realidad partidos religiosos en lugar de sectas. LU 137:7.7
La verdadera salvación es la técnica de la evolución divina de la mente mortal, desde su identificación con la materia, pasando por los mundos de enlace morontial, hasta el estado universal superior de la correlación espiritual. LU 103:7.2
«La salvación o la pérdida de un alma dependen de que la conciencia moral alcance o no el estado de supervivencia mediante una alianza eterna con el espíritu inmortal asociado que le ha sido dado. La salvación es la espiritualización de la autorrealización de la conciencia moral, que adquiere de este modo un valor de supervivencia. Todos los tipos de conflictos del alma consisten en la falta de armonía entre la conciencia de sí moral o espiritual, y la conciencia de sí puramente intelectual.» LU 133:6.6
«La salvación es el don del Padre y es revelada por sus Hijos. Su aceptación, por la fe, os convierte en partícipes de la naturaleza divina, en hijos o hijas de Dios. Por la fe, estáis justificadas; por la fe, sois salvadas; y por esta misma fe, avanzaréis eternamente en el camino de la perfección progresiva y divina.». LU 150:5.3
«No podéis comprar la salvación; no podéis ganar la rectitud. La salvación es un don de Dios, y la rectitud es el fruto natural de la vida nacida del espíritu, la vida de filiación en el reino. No vais a salvaros porque viváis una vida de rectitud, sino que viviréis una vida de rectitud porque ya habéis sido salvados, porque habéis reconocido la filiación como un don de Dios, y el servicio en el reino como la delicia suprema de la vida en la Tierra. Cuando los hombres creen en este evangelio, que es una revelación de la bondad de Dios, se sienten inducidos a arrepentirse voluntariamente de todos los pecados conocidos. La realización de la filiación es incompatible con el deseo de pecar. Los creyentes en el reino tienen hambre de rectitud y sed de perfección divina». LU 150:5.5
«Vuestra fe es la que salva vuestra alma. La salvación es el don de Dios para todos los que creen que son sus hijos. Pero no os engañéis; aunque la salvación es el don gratuito de Dios y se concede a todos los que la aceptan por la fe, a ello le sigue la experiencia de producir los frutos de la vida espiritual tal como ésta se vive en la carne.». LU 193:1.2
Todo este concepto de la expiación y de la salvación a través del sacrificio está arraigado y apoyado en el egoísmo. Jesús enseñó que el servicio al prójimo es el concepto más elevado de la fraternidad de los creyentes en el espíritu. La salvación deben darla por sentada aquellos que creen en la paternidad de Dios. La preocupación principal del creyente no debería ser el deseo egoísta de la salvación personal, sino más bien el impulso desinteresado de amar a los semejantes, y por tanto de servirlos tal como Jesús amó y sirvió a los hombres mortales.
Los creyentes auténticos tampoco se inquietan mucho por el castigo futuro de los pecados. El verdadero creyente sólo se preocupa por su separación actual de Dios. Es verdad que los padres sabios pueden castigar a sus hijos, pero hacen todo esto con amor y con un propósito correctivo. No disciplinan llenos de indignación, ni tampoco castigan como represalia.
Aunque Dios fuera el monarca severo y legal de un universo en el que la justicia reinara de manera suprema, sin duda no estaría satisfecho con el plan infantil de sustituir a un ofensor culpable por una víctima inocente.
Lo importante de la muerte de Jesús, tal como está relacionada con el enriquecimiento de la experiencia humana y la ampliación del camino de la salvación, no es el hecho de su muerte, sino más bien la manera magnífica y el espíritu incomparable con que se enfrentó a la muerte.
Toda esta idea de la redención de la expiación sitúa a la salvación en un plano de irrealidad; un concepto así es puramente filosófico. La salvación humana es real; está basada en dos realidades que las criaturas pueden captar por la fe e incorporarlas de este modo en la experiencia individual humana: el hecho de la paternidad de Dios y su verdad correlacionada, la fraternidad de los hombres. Después de todo, es verdad que se os «perdonarán vuestras deudas, así como vosotros perdonáis a vuestros deudores». LU 188:4.9
Aunque no es muy adecuado hablar de Jesús como de un sacrificador, un rescatador o un redentor, es enteramente correcto referirse a él como un salvador. Hizo que el camino de la salvación (de la supervivencia) fuera para siempre más claro y seguro; el camino de la salvación lo mostró mejor y con más seguridad para todos los mortales de todos los mundos del universo de Nebadon. LU 188:4.7
El sectarismo es una enfermedad de la religión institucional, y el dogmatismo es una esclavitud de la naturaleza espiritual. LU 99:6.1
El sector mayor. Cien sectores menores (unos 100.000.000.000 de mundos habitables) forman un sector mayor. Cada sector mayor posee una magnífica sede central y está presidido por tres Perfecciones de los Días, que son Personalidades Supremas de la Trinidad. LU 15:2.7
El sector menor. Cien universos locales (unos 1.000.000.000 de planetas habitables) constituyen un sector menor del gobierno del superuniverso; posee un maravilloso mundo sede desde donde sus gobernantes, los Recientes de los Días, administran los asuntos del sector menor. En la sede de cada sector menor hay tres Recientes de los Días, que son Personalidades Supremas de la Trinidad. LU 15:2.6
Las Etapas de la Pregravedad (Fuerza). Éste es el primer paso de la individuación de la potencia espacial hacia las formas preenergéticas de la fuerza cósmica. Este estado es análogo al concepto de la carga de fuerza primordial del espacio, llamada a veces energía pura o segregata. LU 11:8.5
La fuerza primordial se denomina a veces energía pura; en Uversa nos referimos a ella con el nombre de segregata. LU 42:2.9
El don fundamental que la sociedad le otorga al hombre es la seguridad. LU 70:9.1
La sensibilidad ética. Mediante la comprensión de la verdad, la apreciación de la belleza conduce al sentido de la adecuación eterna de aquellas cosas que inciden en el reconocimiento de la bondad divina en las relaciones de la Deidad con todos los seres; de este modo, incluso la cosmología conduce a la búsqueda de los valores divinos de la realidad —a la conciencia de Dios. LU 56:10.8
Estos serafines acompañantes han desempeñado sus funciones como asistentes espirituales del hombre mortal en todos los grandes acontecimientos del pasado y del presente. En muchas revelaciones, «la palabra fue pronunciada por los ángeles»; muchos mandatos del cielo han sido «recibidos por el ministerio de los ángeles». LU 113:0.1
Jesús enseñó que el servicio a los semejantes es el concepto más elevado de la hermandad de los creyentes espirituales. LU188:4.9
El Ser Supremo no es un creador directo, salvo que es el padre de Majeston, pero es el coordinador que sintetiza todas las actividades universales de la criatura y del Creador. El Ser Supremo, que ahora se está actualizando en los universos evolutivos, es la Deidad que correlaciona y sintetiza la divinidad espacio-temporal, es decir, la Deidad trina del Paraíso en asociación experiencial con los Creadores Supremos del tiempo y del espacio. Cuando finalmente se haya actualizado, esta Deidad evolutiva constituirá la fusión eterna de lo finito y de lo infinito —la unión perpetua e indisoluble del poder experiencial y la personalidad espiritual. LU 0:7.9
El significado es algo que la experiencia añade al valor; es la conciencia apreciativa de los valores. Un placer aislado y puramente egoísta puede connotar una verdadera desvalorización de los significados, un disfrute sin sentido que linda con el mal relativo. LU 100:3.4
Los significados proceden de la combinación del reconocimiento y de la comprensión. Los significados no existen en un mundo totalmente sensorial o material. Los significados y los valores sólo se perciben en las esferas interiores o supermateriales de la experiencia humana. LU 111:4.2
El sistema. La unidad básica del supergobierno está compuesta de unos mil mundos habitados o habitables. Los soles resplandecientes, los mundos fríos, los planetas demasiado cercanos a los soles calientes y otras esferas no adecuadas como moradas para las criaturas no están incluídos en este grupo. A estos mil mundos adaptados para mantener la vida se les llama un sistema, pero en los sistemas más jóvenes, sólo un número relativamente pequeño de estos mundos puede ser habitado. Cada planeta habitado está dirigido por un Príncipe Planetario, y cada sistema local tiene una esfera arquitectónica como sede central, estando gobernada por un Soberano del Sistema. LU 15:2.3
Las medidas preventivas contra los desmoronamientos en los períodos de transición. La sociedad es el fruto de innumerables épocas de ensayos y errores; representa lo que ha sobrevivido a los ajustes y reajustes selectivos en las etapas sucesivas de la ascensión secular de la humanidad desde el nivel animal hasta el nivel humano de categoría planetaria. El gran peligro para cualquier civilización —en cualquier momento— es la amenaza de su derrumbamiento durante el período de transición entre los métodos establecidos del pasado y los procedimientos nuevos y mejores, pero aún no probados, del futuro. LU 81:6.41
El hombre observa también los fenómenos mentales en los organismos vivientes que funcionan en el nivel subpersonal (animal), LU 6:6.1
… la mala suerte —dar algo por nada— … la buena suerte —obtener algo por nada LU 86:1.3
La suerte es simplemente un término acuñado para abarcar lo inexplicable en cualquier época de la existencia humana; designa aquellos fenómenos que los hombres son incapaces o no tienen deseos de descubrir. LU 86:2.5
El superuniverso. Diez sectores mayores (aproximadamente 1.000.000.000.000 de planetas habitables) constituyen un superuniverso. Cada superuniverso está provisto de un mundo sede enorme y glorioso, y está gobernado por tres Ancianos de los Días. LU 15:2.8
La supervivencia de las criaturas mortales está basada enteramente en la evolución de un alma inmortal dentro de la mente mortal. LU 36:6.5
Las decisiones de la mente y la elección del alma del individuo mismo son las únicas que pueden poner en peligro la supervivencia eterna. LU 67:7.5
La supervivencia humana depende, en gran parte, de que la voluntad humana se consagre a escoger los valores elegidos por este clasificador de los valores espirituales —el intérprete y unificador interior. LU 196:3.17