Autor: William S. Sadler, Jr.
Comenzamos por el Infinito.
A lo largo de los Documentos Urantia hay afirmaciones y observaciones que sugieren que detrás de todo, antes del comienzo, está el Infinito. De alguna manera llegamos al «sentimiento» de que todas las diferentes manifestaciones de la Realidad (los Absolutos, las Deidades, las Trinidades) son aspectos diferentes y diferentes fases del Infinito. Dios parece ser la personificación del Infinito. El «Padre Universal» es el nombre que damos a Dios en reconocimiento de su relación con nosotros, sus hijos mortales.
Antes del principio del principio está ese ser, ese Uno Infinito al que conocemos como Dios. Su infinidad debe ser el cimiento sobre el que se ha construido toda la estructura de la Deidad, los Absolutos, las Trinidades y todas las variantes de otras realidades: deificadas y no deificadas; existenciales y experienciales; actuales y potenciales; realidades del tiempo y de la eternidad; existencias perfectas e imperfectas; creaciones del espacio y condiciones no espaciales. En resumen: toda cosa y todo ser que pudiera existir en todo momento y lugar.
Este Ser, este Uno Infinito, probablemente sea conocido solo por otros dos (sus iguales en Deidad): su Hijo Eterno y su Espíritu Infinito. Así, incluso como Infinito, Dios Padre no carece de asociados que le comprendan, sino que los dos coordinados eternos del Dios infinito pueden conocerle precisamente porque comparten su infinidad. Para nosotros, seres que aparecimos en una época tardía y que tenemos experiencias, la búsqueda del Infinito es el primer y último desafío. Aceptar este desafío significa que estamos dispuestos a embarcarnos en un viaje de descubrimiento sin fin, en la infinidad cuantitativa del Dios de «ahí fuera», mientras que al mismo tiempo estamos en un proceso de realización y de exploración cualitativa igualmente sin fin de ese fragmento espíritu del Dios de «aquí dentro», el Ajustador (espíritu de Dios), que incluso ahora habita en nosotros durante esta vida en la carne.
Comenzaremos este estudio con una exploración de la eternidad pasada, con la firme creencia de que la base aún no demostrada de todo lo que sucede es el Infinito: ese ser al que llamamos Dios.
Continuaremos con el desarrollo de sus propósitos divinos (del modo en que podemos discernirlos) a lo largo del tiempo, del tiempo transcendido y en la eternidad futura, para ver cuánto podemos aspirar a progresar en la búsqueda del Padre Final, el Padre Incalificado, el Padre Absoluto (incluso el Padre-Infinito)