Primer prólogo - Antes del principio del principio | Índice | Tercer prólogo - La Primera Era del Universo |
Autor: William S. Sadler, Jr.
Si vamos a estudiar el universo maestro, sería sensato comenzar tan lejos en el pasado como podamos. Hay cosas que sucedieron en el Paraíso como preparación para el universo maestro. La creación maestra se desarrolla a lo largo de seis divisiones principales de tiempo; son las seis eras universales (ahora vivimos en la segunda de estas eras) La Primera Era es la era de Havona, el universo central. Esta creación divina es el núcleo eterno de perfección, alrededor del cual el resto del universo maestro gira y se expande lentamente en la enormidad del espacio exterior.
La eternidad «amanece» con el eterno Havona ya en existencia. Previamente a los «tiempos» del eterno Havona no puede haber Realidad Objetiva, pero todavía podemos tener Concepto Válido. Y esta es una distinción importante: el concepto puede ser útil y válido sin ser objetivo; cuando aplicamos lenguaje espacio-temporal a la realidad anterior al espacio-tiempo no podemos captar el hecho real, pero podemos aspirar a tener un concepto relativamente válido.
Por ejemplo: en nuestro sistema de cálculo, el número «uno» es el primer número real. No obstante, nuestra aritmética reconoce que tras la realidad del número «uno» está el concepto «cero». El cero realmente no es una realidad objetiva, pero desde luego es un concepto válido y nuestras matemáticas irían muy mal sin él.
La Primera Era del Universo es la Primera Era objetiva, pero tras ella está el concepto de la Era Cero, una era anterior a los tiempos de Havona (eterno) Los Documentos hacen uso del Concepto Cero sin usar el término «Edad Cero» realmente. Hablan de los «albores de la eternidad», un estado hipotético de las cosas previo a la aparición del Espíritu Infinito y del universo central. Este estado de las cosas es el que proponemos denominar como Era Cero (Pensar en la Era Cero es como pensar en la marca del cero en una regla de 30 centímetros. En realidad no medimos nada con esta marca, pero indica dónde comienza el primer centímetro)
Relaciones de origen en la eternidad. Cuando intentamos pensar en «orígenes» de la eternidad pasada, tenemos un verdadero problema. Por ejemplo, Dios es el Padre de un Hijo Eterno ¡tan «viejo» como Dios! Esto puede ser muy confuso, incluso desconcertante. Supongamos que nos olvidamos de la «eternidad» y usamos un cómodo «lenguaje temporal». Si lo hacemos, descubriremos que hay tres «relaciones de origen» básicas y distintas que se encuentran entre las realidades eternas: las Tres Personas de la Deidad, la Isla del Paraíso y el universo central:
Esta línea de razonamiento nos ayuda a pensar al menos en tres etapas de desarrollo dentro de la eternidad: eterno, más eterno y lo más eterno. Supongamos que comenzamos con el «más viejo». Volvamos atrás (o adentro) tanto como podamos en el concepto, y luego movámonos hacia adelante (o hacia afuera) paso a paso, hacia la Primera Era del Universo, Havona, y la realidad objetiva.
Cuando retrocedemos tanto como podemos en nuestro pensamiento sobre Dios, encontramos que estamos intentando imaginar cómo habría sido Dios antes de convertirse en el Padre del Hijo Eterno. Este es un concepto de Dios pre-Padre (No es una realidad objetiva, pero es un concepto válido) ¿Cómo era Dios cuando estaba completamente solo, antes de hacer ningún plan para crear cualquier cosa? Si podemos ir tan atrás, entonces podemos comenzar en el corazón mismo de la Era Cero, y desde allí abrirnos camino hacia fuera, hacia la realidad objetiva.
En el corazón de la Era Cero encontramos calma, estabilidad absoluta; nada se mueve. Aquí Dios es todo-suficiente, se basta a sí mismo. Vive dentro de sí mismo; está autocontenido. Tiene un interior, pero no exterior; un dentro, pero no un más allá; un presente eterno, pero ni pasado ni futuro. Es autoexistente. ¡Dios es!
Ahora tenemos un punto que deberíamos tener en cuenta: lo que hemos estado considerando no es algo (teórico) que existió hace mucho tiempo y después se detuvo; es tan cierto hoy como lo fue allá en las profundidades de la eternidad pasada, y seguirá siendo verdad durante toda la eternidad futura. Esto significa que debemos pensar sobre Dios de una manera más amplia: puede ser estático al mismo tiempo que es todo lo demás. Hace todas estas cosas al mismo tiempo y sigue haciéndolas continuamente. No tiene que ir de una cosa a otra.
En este punto, estamos pensando en Dios después de que hiciera un plan. No ha hecho nada todavía, pero está planeando hacer algo. Dios se ha propuesto hacer algo, y por consiguiente ese «algo» se convierte en una posibilidad; se convierte en un potencial. En este punto, estamos pensando en Dios una vez ha decidido expresar su voluntad; es una Deidad con disposición propia. Los potenciales se han traído a la existencia y la Deidad se ha convertido en potencial.
Quizá podamos entender mejor la Deidad potencial si la representamos como una figura. Supongamos que retrocedemos y pensamos en la Deidad estática como en un círculo con un punto en el centro. Ahora, apretemos el círculo por la parte central, hasta que tengamos algo que parezca un reloj de arena. Dejemos el punto en el centro de uno de los lóbulos del reloj de arena. Ahora, separemos los dos lóbulos del reloj de arena, y tendremos dos círculos; uno de ellos tiene un punto en él. Al círculo con el punto le llamaremos Deidad; se ha alejado del otro círculo porque Dios así lo decidió. El otro círculo nunca se movió; se llama no-deidad. No tiene voluntad; puede responder, pero no comienza nada. Cuando Dios se aleja de su círculo de no-deidad, cambia lo que mueve. Así, Dios ha calificado el círculo con el punto. En este punto, hemos usado una palabra que tiene más de un significado en inglés: la palabra «calificado». Deberíamos definirla así:
Calificado se define en parte (en el Webster) como sigue: (1) «Competente; adecuado», (2) «Que cumple las condiciones…». (3) «Limitado o modificado de alguna manera…».
En este último sentido, «limitado o modificado de alguna manera», es en el que usamos la palabra «calificado». Lo que Dios hace al círculo con el punto es limitarlo, modificarlo de alguna manera, en contraste con el círculo que dejó atrás, que no está modificado ni calificado de ninguna forma.
Lo que quedó atrás no ha cambiado, no se ha movido, no es calificado: por tanto, es incalificado. Puesto que todo esto está sucediendo en el nivel absoluto, llamaremos Absoluto Incalificado al círculo que quedó atrás. Este es el Absoluto que no está calificado: que no está modificado.
Lo que se ha movido (el círculo con el punto) está modificado, está calificado, está cambiado. Es tanto Deidad como Absoluto, así que lo llamaremos Absoluto Calificado (más adelante se le llamará Absoluto de la Deidad).
No olvidemos que estamos estudiando la Deidad potencial. Hemos estudiado el desarrollo de dos realidades: el Absoluto Calificado (de la Deidad) y el Absoluto Incalificado. Deberíamos pensar en ellos como reservas sin límites. Contienen todos los planes de Dios para el futuro, y él recurrirá a ellos a medida que hace que sus planes se vuelvan reales (a medida que actualiza sus planes) Si estos planes tienen que ver con cosas, con la materia física y las materializaciones no personales, Dios empleará el Absoluto Incalificado; si tienen que ver con el espíritu, con los seres personales o similares, empleará el Absoluto Calificado (de la Deidad)
Quizá el primer acto asociativo que deberíamos apuntar es la asociación de los dos Absolutos: Calificado e Incalificado. Trata de algo así: puesto que ambos proceden de la misma realidad original (estática) están relacionados, y la relación entre ellos es bastante real. Podríamos decirlo así: cuando el Uno se convierte en Dos, entonces tenemos Uno y Otro. La palabra «y» también es una realidad, que enlaza de manera universal los dos Absolutos que contienen todos los planes de Dios para el futuro. Puesto que esta «acción de acoplamiento» es universal, se ha llamado el «Absoluto Universal». El Absoluto Universal enlaza con los otros dos como el eslabón intermedio en una cadena de tres eslabones. Una buena manera de intentar visualizar los tres Absolutos sería dibujar tres círculos, de modo que el de en medio corta parte de los otros dos; esto hace una cadena con tres eslabones (vean ilustración)
Este acoplamiento de los tres Absolutos es una de las relaciones asociativas de la eternidad. Ahora deberíamos considerar otra de estas relaciones; una nueva relación en la que entra Dios, y mediante la cual se convierte en el Padre Universal.
El pre-Padre se convierte en el Padre. Hasta ahora habíamos estado pensando en Dios como si fuera un pre-Padre (Conceptualmente, hemos estado pensando en él como pre-Dios, así como pre-Padre) Como hemos estado pensando en él, Dios es la Persona Absoluta; como Persona Absoluta, está prisionero de todas las limitaciones de ser absoluto. Él llena toda la Deidad, el Absoluto Calificado (de la Deidad) Él es toda la Deidad. No hay Deidad fuera de él; no hay «sitio» para la acción o la maniobra. Así que Dios se propone crear algo de «sitio». Lo que hace es separarse de toda la Deidad, como se separó de toda la Realidad cuando separó el Absoluto Calificado del Absoluto Incalificado.
¿Cómo hace esto Dios? Separándose de la Persona Absoluta. Cuando se separa de la Persona Absoluta, suceden tres cosas:
Este es el principio de la fraternidad divina de las Personas eternas de la Deidad, que pronto va a completarse con la aparición de la Tercera Persona: el Espíritu Infinito.
Hemos empleado cuatro palabras inusuales en el título de esta sección, que necesitan ser definidas antes de seguir con el estudio:
Existencial es una palabra usada de manera especial en los Documentos. Significa algo eterno, sin principio ni fin. No hay ningún momento en el que no existiera. Un ser existencial tiene conocimiento completo y previo a cualquier experiencia. Dios es existencial, luego la palabra «existencial» se usa como el opuesto de:
Experiencial. Esta palabra designa a los seres y cosas que tienen un origen. También designa a todos los seres que pueden crecer a través de la experiencia. Incluso algunas realidades existenciales pueden experimentar un crecimiento experiencial hacia niveles más elevados. Otras realidades son completamente experienciales; en su crecimiento, el hombre es totalmente experiencial.
Los otros tres términos están prestados del filósofo Hegel, que trabajó mucho con ellos. Los utilizaremos varias veces en nuestro estudio.
Tesis, antítesis y síntesis se definen en parte (en el Webster) como sigue: «Con Hegel, (la tesis es) la proposición o concepto que representa la primera… fase de pensamiento en desarrollo, que contrasta con la segunda fase o antítesis, que niega la tesis, y con la tercera fase o síntesis, en la que… se unen tesis y antítesis».
Así, la tesis es una proposición, una afirmación, una presentación. La antítesis (que se comprendería mejor si se escribiera «anti-tesis») es algo diferente a, que contrasta con, y que estimula la tesis, pero no es necesariamente antagonista a la tesis. La síntesis es la unión de las dos en un todo mutuamente ampliado y armonioso. Es un proceso en tres pasos, y lo veremos desarrollarse más de una vez en nuestro estudio del universo maestro.
Tesis, antítesis y síntesis de la realidad potencial. Hemos visto en funcionamiento este proceso de tres pasos, pero no le hemos aplicado estos nuevos términos. Cuando Dios separó el Absoluto Calificado de la infinidad total, se expresó en este movimiento constituyendo al Absoluto (Calificado) como la primera expresión de esta voluntad de acción: su primera tesis. Lo que quedó atrás estaba inmóvil y era no-calificado, y de este modo se convirtió en la antítesis de lo que Dios se había propuesto. El Absoluto Calificado (de la Deidad) parece ser la primera tesis potencial de Dios; el Absoluto residual, el Absoluto Incalificado, parece ser la primera antítesis potencial. Cuando los dos se unen (se unifican) mediante el Absoluto Universal, constituyen la primera síntesis.
Tesis y antítesis de la realidad actual. Volvamos al «momento» en el que Dios se separa de la Persona Absoluta y se convierte en Padre de esa Persona Absoluta (que se convierte de ese modo en su Hijo Original); al mismo tiempo, Dios Padre construye la Máquina Absoluta: la Isla del Paraíso. Al parecer, la construye por la misma razón que nosotros construimos máquinas: para hacer algo (relativamente) mecánico y repetitivo. La Isla del Paraíso está diseñada para ser el centro físico y el controlador de los universos físicos. El Hijo Eterno es el centro espiritual y el controlador de la creación espiritual. El Hijo es personal y espiritual; es la tesis (actual) de la Deidad. El Paraíso no es ni personal ni espiritual; es la antítesis (actual) de la no-deidad del Hijo. Aquí tenemos una situación muy parecida a la que implica a los Absolutos, aunque la diferencia principal es que los Absolutos son potenciales, mientras que el Hijo y el Paraíso son actuales. Hemos visto que Dios sintetizó los dos Absolutos en, y a través de, el Absoluto Universal.
Si no lo conociéramos mejor, podríamos esperar que hiciera lo mismo con el Hijo y el Paraíso. Pero Dios no es mecánico, y esto no sucedió. ¡Ocurrió lo impredecible!
Tesis sobre la tesis de la realidad de la Deidad. Dios no sintetiza el Paraíso y al Hijo, la actualidad de lo no espiritual y de lo espiritual. Lo que hace es unificar toda la realidad (actual) de la Deidad, comenzando por él mismo y por el Hijo. Al unirse así, el Padre-Hijo produce un Tercer Ser que será siempre la expresión perfecta, no de uno de los dos, sino de ambos: el Actor Conjunto del Padre-Hijo. Este es el origen del Dios de Acción, el Espíritu Infinito. De alguna manera, esta es una superimposición de la tesis sobre la tesis. Si el Hijo es ahora la tesis (actual) de la Deidad, entonces el Padre se ha convertido en la pre-tesis de la Deidad, y el Espíritu aparece como la tesis conjunta de la Deidad (actual) Su unión (en la Trinidad) expresa la tesis indivisa de la Deidad existencial y actual.
La no síntesis de la Realidad Actual. Si no se nos hubiera dicho esto, podríamos haber esperado que Dios sintetizara al Hijo espíritu con el Paraíso no espíritu. Esto habría producido una situación equilibrada. Los Actuales (el Hijo Eterno, el Paraíso y el Espíritu Infinito) se habrían sintetizado como los Potenciales (el Absoluto Incalificado, el Absoluto Universal y el Absoluto de la Deidad [Calificado]) Podríamos no haber previsto que Dios se uniría con el Hijo, en el Espíritu y como la Trinidad (Esto crea una asimetría artística que está en contraste con el equilibrio simétrico, matemático o mecánico. Es la diferencia entre poner un punto en el centro exacto de un rectángulo, y localizarlo en algún lugar fuera del centro. Dios como artista precede de manera evidente a Dios como ingeniero).
Cuando Dios unifica una parte de la realidad actual, hace que esta asociación incluya solo a la Deidad. No sintetiza toda la realidad actual; limita esta unificación a la realidad de la Deidad Actual. Dios excluye al Paraíso. Puesto que el Paraíso se queda fuera de esta síntesis existencial, presenta un problema para todos los asociados y subordinados de estatus experiencial de Dios que aparecen al final (Vean el Apéndice XXII., § 2. ¿Por qué tiene lugar la síntesis poder-personalidad?)
Y ahora, por fin, hemos alcanzado los «albores» de la eternidad al final de la Era Cero, y el principio de la realidad objetiva en la Primera Era del universo maestro: la era de Havona.
(Para referencias generales de los Documentos que apoyan este Prólogo, vean el Apéndice I., Antecedentes del universo maestro.)