¡Oh, Hijo del Hombre! En mi Entidad Antigua y en mi Ser Eterno, me escondí. Conocí mi Amor en ti, por eso te creé; sobre ti deposité mi Imagen y te revelé mi Belleza.
¡Oh, Hijo del Hombre! Amé tu creación, por eso te creé. Ámame, pues, para que pueda [ p. 97 ] reconocerte y, en el Espíritu de Vida, confirmarte.
¡Oh, Hijo de la Existencia! Tu paraíso es Mi Amor; tu cielo es Mi Cercanía; por tanto, entra y no te demores. Esto te fue ordenado desde Nuestro Supremo Reino y Majestad Exaltada.
¡Oh, Hijo de la Humanidad! Si me humillas, apártate de ti mismo; si buscas mi voluntad, no te preocupes por la tuya; para que mueras en mí y yo viva en ti.
¡Oh, Hijo de la Percepción! Eres mi refugio. Entra para estar a salvo. Mi Amor está en ti. Búscame y me encontrarás cerca.
¡Oh, Hijo del Espíritu! ¡Te he creado rico! ¿Por qué te empobreces? ¡Te he hecho noble! ¿Por qué te degradas? ¡Te he manifestado de la esencia del conocimiento! ¿Por qué buscas a otro que no sea Yo? ¡Te he formado con la arcilla del Amor! ¿Por qué buscas a otro?
Vuelve tu mirada hacia ti mismo, para que me encuentres de pie dentro de ti, Poderoso, Fuerte y Supremo.
¡Oh, Hijo de la Percepción! Mírame a la cara y apártate de todo excepto de Mí; porque Mi Autoridad es eterna y nunca cesará; Mi Reino es perdurable y no será derrocado.
Si buscas a otro además de Mí, sí, si buscas en el universo eternamente, aun así, tu búsqueda será en vano.
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¡Oh, Hijo de la Visión Suprema! ¡He puesto en ti un espíritu mío para que seas mi amante! ¿Por qué me has abandonado y has buscado amar a otra?
¡Oh, Hijo del Espíritu! Te creé sublime, pero te has degradado. Por tanto, asciende a aquello para lo que fuiste creado.
¡Oh, Hijo del Hombre! Vístete con mi hermosa vestidura; y no pierdas tu porción de mi fuente viva, para que no tengas sed eternamente.
¡Oh, Hijo de la Existencia! Recuérdame en mi tierra, para que yo te recuerde en mi Cielo y así nuestros ojos se deleiten en él.
¡Oh, Hijo del Trono! Tu oído es Mi oído; escucha con él. Tu vista es Mi vista; mira con ella.
Así podrás testificar dentro de ti mismo Mi Santidad, para que Yo pueda testificar dentro de Mí un lugar de Exaltación para ti.
¡Oh, Hijo de la Humanidad! ¡El templo del ser es Mi Trono! Purifícalo de todo, para que pueda descender allí y reinar sobre él.
¡Oh, Hijo de la Existencia! Tu corazón es Mi Hogar; purifícalo para Mi Descenso. Tu espíritu es Mi Perspectiva; prepáralo para Mi Manifestación.
¡Oh, Hijo del Hombre! ¡Mete tu mano en mi Tesoro! Entonces alzaré mi Cabeza radiante sobre tus tesoros.
¡Oh, Hijo del Hombre! Mi Grandeza es Mi Bondad [ p. 99 ] para ti. Mi Majestad es Mi Misericordia para ti; pero lo que me corresponde, nadie lo puede comprender. En verdad, lo he atesorado en los depósitos de Mis Secretos, en el tesoro de Mi Mandato; como un favor para Mis siervos y una misericordia para Mi pueblo.
¡Oh, Hijos del Espíritu! Sois Mis tesoros, pues en vosotros he atesorado las perlas de Mis Misterios y las gemas de Mi Conocimiento.
¡Oh, Hijo de Aquel que se mantuvo junto a Su propia Entidad en el Reino de Sí Mismo! Sabe que te he enviado las fragancias de la Santidad, he realizado la Palabra en ti, he cumplido la Bondad a través de ti y he querido para ti lo que he querido para Mí. Por lo tanto, siéntete contento en Mí y agradecido.