LXXXIV. El Capítulo del Desgarro en Dos | Página de portada | LXXXVI. El Capítulo de la Estrella de la Noche |
EN el nombre del Dios misericordioso y compasivo.
¡Por el cielo con sus signos zodiacales [1]!
Y el día prometido!
Y el testigo y el presenciado [2]!
Los compañeros del pozo fueron asesinados;
[5] Y el fuego con sus astillas,
Cuando se sentaron sobre él
Y presencié mientras tanto lo que estaban haciendo con
los que creyeron [3].
[p. 327]
Y no tomaron venganza de ellos, salvo por
su creencia en Dios,
El poderoso, el digno de alabanza,
¿De quién es el reino de los cielos?
y la tierra;
Porque Dios es testigo sobre todo!
[10] En verdad, quienes ponen a prueba a los creyentes, hombres y mujeres, y luego no se arrepienten, para ellos será el castigo del infierno, y para ellos será el castigo del fuego!
En verdad, aquellos que creen y actúan correctamente, para ellos son jardines por debajo de los cuales corren ríos, ¡esa es la gran dicha!
En verdad, la violencia de tu Señor es agudo!
En verdad, Él produce y devuelve, y Él es el perdonador, el amoroso, [15] el Señor del trono glorioso; el hacedor de lo que Él quiere!
¿Ha llegado a ti la historia de las huestes del Faraón y de Thamûd?
No, los que no creen dicen que es mentira; [20] pero Dios está detrás de ellos, ¡abarcando!
No, es un glorioso Corán en una tabla preservada [4].
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326:2 Literalmente, ‘torres’. ↩︎
326:3 Se dan varias interpretaciones de estas palabras, siendo la más probable quizás que ‘el testigo’ sea Mahoma, y ‘el atestiguado’ la fe. ↩︎
326:4 Aludiendo a la persecución de los cristianos en Ne_g_rân por p. 327 DHu ’n Navvâs, rey de Yemen, que había abrazado la religión judía, y que ordenó a todos sus súbditos que no hicieran lo mismo que fueran arrojados a un pozo lleno de fuego y quemados hasta morir. ↩︎
327:1 Véase Parte I, pág. 2, nota 2. ↩︎