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CAPÍTULO II., Versículo 211.—Te preguntarán qué deben gastar en limosna: di: «Todo el bien que gastéis debe ser para los padres y parientes, y para el huérfano y el pobre, y el hijo del camino; y todo el bien que hagáis, en verdad, de ello lo sabe Dios».
…Verso 255.—¡Oh vosotros que creéis! Gastad en limosna de lo que os hemos otorgado, antes de que llegue el día en que no haya trueque, ni amistad, ni intercesión; y los incrédulos, esos son los injustos.
…Versículo 263.—La semejanza de quienes gastan sus riquezas en el camino de Dios es como la semejanza de un grano que crece hasta siete espigas, en cada espiga cien granos; porque Dios duplicará a quien le plazca; porque Dios abraza y conoce.
Los que gastan sus bienes en el camino de Dios no se enojan ni se enojan con ellos; estos tienen su salario ante su Señor, y no tienen temor ni se entristecerán.
(265).—Las palabras amables y el perdón son mejores que la limosna, seguida de molestia, y Dios es rico y clemente.
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¡Oh vosotros que creéis! No hagáis vana vuestra limosna con burlas y enojos, como aquel que gasta lo que tiene por las apariencias ante los hombres, y no cree en Dios ni en el último día; porque su semejanza es como la semejanza de un pedernal con tierra sobre él, y una fuerte lluvia cae sobre él y lo deja desnudo como una roca; no pueden hacer nada con lo que ganan, porque Dios no guía a la gente incrédula.
Pero la semejanza de aquellos que gastan sus riquezas ansiando la buena voluntad de Dios, y como un seguro para sus almas, es como la semejanza de un jardín en una colina. Una fuerte lluvia cae sobre él, y produce el doble de sus comestibles; y si no cae una fuerte lluvia sobre él, el rocío lo hace, y Dios mira lo que hacéis.
Capítulo III, Versículo 86.—No podéis alcanzar la justicia hasta que no gastéis en limosna lo que amáis. Pero lo que gastáis en limosna, eso lo sabe Dios.
Capítulo LXIV., Versículo 16.—Temed, pues, a Dios tanto como podáis, y escuchad, y obedeced, y haced limosnas, porque es mejor para vosotros. Pero el que se salva de su propia avaricia, ¡ésos son los prósperos!
Si prestáis a Dios un buen préstamo, Él os lo duplicará y os perdonará, porque Dios es agradecido, clemente.
Él conoce lo invisible y lo visible; el poderoso, el sabio!