1. Los sacerdotes no ataban las cuatro patas del cordero juntas, sino que ataban las delanteras y las traseras. El que tocaba la suerte de cargar los miembros lo sujetaba; y así quedaba atado, con la cabeza hacia el sur y la cara hacia el oeste. El matador se situaba en el este, con la cara hacia el oeste. El sacrificio matutino se inmolaba en la esquina noroeste del segundo anillo. El sacrificio vespertino se inmolaba en la esquina noreste del segundo anillo. El matador inmolaba, y el receptor recogía la sangre. El sacerdote se dirigía a la esquina noreste del altar y rociaba la sangre hacia el noreste. Se dirigía al suroeste y rociaba la sangre hacia el suroeste; [^543] el resto de la sangre lo vertía sobre la base sur del altar.
2. El sacerdote no le quebró la pata, sino que le hizo un agujero en medio del costado, y por ahí lo colgó. Lo desolló hasta llegar al pecho. Al llegar al pecho, le cortó la cabeza y se la dio a quien le había tocado la suerte. Cortó las dos patas traseras y se las dio a quien le había tocado la suerte. Terminó de desollarlo; le arrancó el corazón para que saliera la sangre. Cortó las dos patas delanteras y se las dio a quien le había tocado la suerte. Llegó a la pata derecha; la cortó y se la dio a quien le había tocado la suerte. Abrió el cuerpo, y quedó completamente abierto ante él. Extrajo el redaño y lo puso en el lugar del sacrificio, con la cabeza encima. Extrajo los intestinos y se los dio a quien le había tocado la suerte para purificarlos. Y el vientre lo purificaron en casa de los lavanderos, según fuera necesario. Y los intestinos eran limpiados al menos tres veces, sobre las mesas de mármol entre los pilares.
3. El sacerdote tomó el cuchillo y separó los pulmones del hígado, y el dedo del hígado del hígado, pero no lo retiró de su lugar. Hizo un agujero en el pecho y se lo dio a quien lo había ganado en suerte. Llegó al lado derecho y lo cortó hacia abajo hasta la columna vertebral, pero sin tocarla hasta llegar a las dos costillas tiernas. La cortó y se la dio a quien lo había ganado en suerte, con el hígado colgando de ella. [ p. 249 ] Llegó al cuello y dejó los dos huesos laterales a ambos lados. Lo cortó y se lo dio a quien lo había ganado en suerte, con la tráquea, el corazón y los pulmones colgando de él. Llegó al lado izquierdo y dejó sobre él las dos costillas tiernas, arriba y abajo, y así lo dejó en el lado correspondiente. Resulta que dejó en los dos lados, dos y dos costillas arriba, y dos y dos costillas abajo. La cortó y se la dio a quien la obtuvo por suerte, con la columna vertebral y el bazo colgando de ella. Y era grande, pero el lado derecho se llama grande, porque el hígado cuelga de él. Llegó a la cola; la cortó y se la dio a quien la obtuvo por suerte, con la grasa, el dedo del hígado y los dos riñones. Tomó la pata trasera izquierda y se la dio a quien la obtuvo por suerte. Resulta que todos los sacerdotes estaban de pie en una fila con los miembros en sus manos. El primer sacerdote con la cabeza y la pata trasera, la cabeza en su mano derecha con la nariz hacia su brazo, y los cuernos entre sus dedos, y el lugar del sacrificio hacia arriba, y el redaño colocado sobre él; y la pata trasera derecha en su mano izquierda con la piel afuera. El segundo sacerdote estaba de pie con las dos patas delanteras, la derecha en su mano derecha y la izquierda en su mano izquierda, y la piel por fuera. El tercer sacerdote estaba de pie con la cola y la pata trasera; la cola en su mano derecha, y la grasa envuelta entre sus dedos, y el dedo del hígado y los dos riñones con ella; la pata izquierda estaba en su mano izquierda con la piel hacia afuera. El cuarto sacerdote estaba de pie con el pecho y la garganta. El pecho estaba en su mano derecha, y la garganta en su izquierda, y sus huesos laterales entre sus dedos. El quinto sacerdote estaba de pie con los dos lados, el lado derecho en su mano derecha, y el lado izquierdo en su mano izquierda, y el lado flaco hacia afuera. El sexto sacerdote estaba de pie con los intestinos colocados en una sartén, y las piernas sobre ellos. El séptimo sacerdote estaba de pie con la harina fina. El octavo sacerdote estaba de pie con los panqueques. El noveno sacerdote estaba de pie con el vino. Luego procedieron y depositaron los miembros en la mitad inferior de la subida hacia el oeste, y los salaron, y descendieron, [ p. 250 ] y llegaron a la cámara de la piedra tallada para leer el «Escucha», [^544] etc.