1. El sabio preguntó al espíritu de sabiduría (2) así: «¿Es posible luchar contra el destino a través de la sabiduría y el conocimiento, o no?»
3. El espíritu de sabiduría respondió (4) así: «Ni siquiera con la fuerza y el poder de la sabiduría y el conocimiento es posible contender con el destino. 5. Porque, cuando surge la predestinación en cuanto a la virtud, o en cuanto a lo contrario [1], el sabio se vuelve falto (nîyâzân) en el deber, y el astuto en el mal se vuelve inteligente; (6) el cobarde se vuelve más valiente, y el más valiente se vuelve cobarde; [ p. 55 ] (7) el diligente se vuelve perezoso, y el perezoso actúa diligentemente [2]. (8) Tal como está predestinado en cuanto a la materia, la causa entra en ella, (9) y desplaza todo lo demás».