1. El sabio preguntó al espíritu de sabiduría (2) así: «En vista de la petición de favores y la práctica y mérito de las buenas obras, ¿los seres sagrados también conceden algo a los hombres de otra manera [1], o no?»
3. El espíritu de sabiduría respondió (4) así: «Ellos conceden; (5) pues existen a quienes llaman así: «Destino y providencia divina». 6. El destino es lo ordenado desde el principio, (7) y la providencia divina es lo que también conceden de otra manera. 8. Pero los seres sagrados proveen y manifiestan en la existencia espiritual poco de esa concesión, debido a que Aharman, el malvado [2], mediante el poder de los siete planetas, extorsiona la riqueza, y también todos los demás beneficios de la existencia mundana, de los buenos y dignos, y los concede con mayor plenitud a los malos y indignos».