1. El tema septuagésimo noveno es este: que es necesario esforzarse para que ejerzan munificencia y liberalidad hacia los buenos y dignos. 2. Porque el ejercicio de la liberalidad es grandioso, en la medida en que es mejor y más placentero, de igual manera, para el suelo que pisa un hombre liberal, mejor para el viento que sopla sobre él, mejor para el caballo que monta un hombre liberal, mejor, de igual manera, para la vaca y la cabra que [1] come un hombre liberal, y [2] más placentero para el sol, la luna y las estrellas que brillan sobre él.
3. Un hombre generoso y munífico es tan valioso ('hazîz) que Hôrmazd dice [3]: «He deseado poder recompensar a un hombre munífico, si le conviene, pero no he encontrado recompensa ni felicidad que le convenga, salvo una bendición». 4. Y los hombres virtuosos y los arcángeles unidos bendicen constantemente al hombre generoso que no niega sus bienes a un extraño. [ p. 343 ] 5. Porque está declarado en la revelación que el creador Hôrmazd le habló a Zaratust, el Spitamân, así: 'He creado el cielo supremo de los cielos para el bien de cualquiera de los liberales que proveen a los dignos y les dan algo; y el infierno sombrío es para todas aquellas personas que dan algo a los indignos.»
6. De igual manera, se declara en el Apocalipsis que hay treinta y tres caminos al cielo, además del de las almas liberales. 7. Si el alma pertenece a otra persona, no puede llegar al cielo [4] por ese camino. 8. Además de este feliz [5] camino, un alma liberal puede llegar al cielo por medio de los treinta y tres caminos. 9. Para nadie es más fácil llegar al cielo que para el liberal.