1. El tema octogésimo segundo es este: que, cuando te levantas de las sábanas, es necesario atar el cinturón del hilo sagrado [1] de nuevo en ese mismo lugar, y no es deseable dar un paso sin el cinturón.
2. Pues se declara en la revelación que cada paso que uno da sin el cinturón sagrado es un pecado de Farmân [2], y al dar cuatro pasos se convierte en un pecado de Tanâvar, que equivaldría a mil doscientos dirhams [3]. 3. Por lo tanto, es necesario vigilarse a sí mismo respecto a este pecado y ceñirse el cinturón sagrado.