Bakŏ Nask.
1. En el vigésimo primer fargard, Vahistôisti [1], el justo Zaratûst proclama que el ceremonial lo realiza aquel a quien nuestra [ p. 382 ] adoración es buena. 2. Esto también, que Vohûman y la liturgia se alojan en el cuerpo de aquel en cuyo cuerpo se aloja la religión; y también el espíritu de bondad, que es paz (padmân). 3. Esto también, que la buena religión es enseñada en palabra y obra por aquel que logra dar pensamiento (mînisn-dahîh) a Vohûman en el ceremonial. 4. Esto también, que los arcángeles se alojan en el cuerpo de aquel que ama a Vohûman; precisamente por esta razón, porque su alojamiento está en la luz, la pureza y el perfume, y el cuerpo es iluminado, purificado y perfumado por Vohûman.
5. Esto, también, que la humanidad se vuelve diligente en la realización de buenas obras por aquel que proveerá dones para quienes las hacen. 6. Esto, también, que por aquel que ama el camino benéfico [2], incluso otros son puestos en el mismo camino y enseñados. 7. Esto, también, que él entrega a su hija en la filiación a su paternidad [3], quien le enseña a la hija reverencia hacia su padre; incluso por esta razón, porque él la hace firme en la filiación. 8. Esto, también, que la autoridad de Vohûman es enseñada por aquel que conserva el talento que es suyo para la virtud; incluso por esta razón, porque de la autoridad de la bondad surgen la ventaja y la liberación de la lucha de las ciencias (hûnarânŏ).
9. Esto también, que una hija es entregada a un padre para el servicio femenino (nêsmanîh [3:1]), y también una esposa a otro hombre, por quien enseña reverencia, hacia el padre y el esposo, hacia la hija y la otra mujer; y lo mismo, por quien instruye [ p. 383 ] a la esposa de un hombre en las labores del hogar; porque el provechoso servicio femenino de una mujer para un hombre surge a través de la reverencia hacia su esposo y una buena educación en las labores del hogar. 10. Esto también, que incluso la reverencia de una esposa hacia un esposo es producida por quien da una mujer a un hombre; porque quien da la posesión (khûdîh) se vuelve digno de elogio incluso por el acto de haber dado esa posesión.
11. Este también es el origen y el efecto (bûn va-bar) que produce Aûharmazd quien le da lo necesario y enseña la preservación perpetua; lo propiamente necesario es el origen de la preservación, que es el efecto de lo propiamente necesario. 12. Este también es el dominio que adquiere la casa de quien mantiene la puerta de la casa como una puerta para los sabios; la casa es el cuerpo, y la puerta de la casa es el oído, el ojo y la boca.
13. Es la excelencia de la justicia que es perfecta.