1-16. Contratos (véase Introd. V, 17):—
2. Clasificación de los contratos;
3-4. Daños y perjuicios por incumplimiento del contrato;
5-10. Parientes responsables;
11-16. Sanciones por incumplimiento de contrato.
17-55. Ultrajes (véase Introd. V, 18)
18-21. Amenazas;
22-25. Agresiones;
26-29. Golpes;
30-33. Heridas;
34-36. Heridas que hacen fluir sangre;
37-39. Huesos rotos;
40-43. Homicidio involuntario;
46, 49 (bis)-55. Juramentos falsos.
Las cláusulas 44-45 se refieren a contratos y deberían ubicarse después del § 16. Las cláusulas 47-49, que ensalzan el bienestar físico, probablemente se han extraviado aquí del Fargard anterior (véase Farg. III, 33). Por lo tanto, el orden correcto de este capítulo parecería ser el siguiente: 1-16; 44-45; 17-43; 46; 49 (bis)-55.
[ p. 34 ]
1. Quien no devuelve (algo prestado) cuando se le pide, roba la cosa; roba al hombre [^474]. Así lo hace todos los días, todas las noches, mientras conserve en su casa la propiedad de su vecino, como si fuera suya [^475].
2. (4). ¡Oh Creador del mundo material, tú, Santo! ¿Cuántos son tus contratos, oh Ahura Mazda?
Ahura Mazda respondió: «Son seis [^476]. El primero es el contrato verbal [1]; el segundo [ p. 35 ] es el contrato manual [2]; el tercero es el contrato por el valor de una oveja [3]; el cuarto es el contrato por el valor de un buey [4]; el quinto es el contrato por el valor de un hombre [5]; el sexto es el contrato por el valor de un campo [6], un campo en buena tierra, fructífero, de buena producción [7].»
3. (13). Si un hombre hace del contrato de palabra una simple palabra [8], este se redimirá mediante el contrato de mano; deberá dar en prenda [9] el importe del contrato de mano.
4. (16). El contrato de mano [10] se canjeará por el contrato de ovejas; se deberá entregar en prenda el importe del contrato de ovejas. El contrato de ovejas se canjeará por el contrato de bueyes; se deberá entregar en prenda el importe del contrato de bueyes. El contrato de bueyes se canjeará por el contrato de hombres; se deberá entregar en prenda el importe del contrato de hombres. El contrato de hombres se canjeará por el contrato de campo; se deberá entregar en prenda el importe del contrato de campo.
5. (24). ¡Oh Creador del mundo material, tú, Santo! Si un hombre rompe el contrato de la palabra, ¿cuántos están involucrados en su pecado? [11]
Ahura Mazda respondió: «Su pecado hace a sus Nabânazdistas [12] responsables de la [13] expiación trescientas veces mayor».
6. (26). ¡Oh Creador del mundo material, Santo! Si un hombre rompe el contrato de la mano, ¿cuántos están involucrados en su pecado?
Ahura Mazda respondió: «Su pecado hace responsables a sus Nabânazdistas de la expiación seiscientas veces [14]». [ p. 37 ] 7 (28). ¡Oh, Creador del mundo material, Santo! Si un hombre rompe el contrato de las ovejas, ¿cuántos están involucrados en su pecado?
Ahura Mazda respondió: ‘¡Su pecado hace que sus Nabânazdistas sean responsables de la expiación setecientas veces [15]!’
8. (30). ¡Oh Creador del mundo material, Tú, Santo! Si un hombre rompe el pacto con el buey, ¿cuántos están involucrados en su pecado?
Ahura Mazda respondió: 'Su pecado hace que sus Nabânazdistas sean responsables de la expiación ochocientas veces mayor [16]'.
9. (32). ¡Oh Creador del mundo material, Santo! Si un hombre rompe el contrato con el hombre, ¿cuántos están involucrados en su pecado?
Ahura Mazda respondió: 'Su pecado hace que sus Nabânazdistas sean responsables de la expiación novecientas veces [17]'.
10. (34). ¡Oh Creador del mundo material, Santo! Si un hombre rompe el contrato del campo, ¿cuántos están involucrados en su pecado?
Ahura Mazda respondió: 'Su pecado hace que sus Nabânazdistas sean responsables de la expiación mil veces mayor [18]'.
11. (36). ¡Oh Creador del mundo material, Santo! Si un hombre rompe el contrato de palabra, ¿cuál es la pena que deberá pagar?
Ahura Mazda respondió: 'Trescientos latigazos [ p. 38 ] con el Aspahê-astra, trescientas latigazos con el Sraoshô-karana [19]'.
12. (39). ¡Oh Creador del mundo material, tú, Santo! [19:1] Si un hombre rompe el contrato de la mano, ¿cuál es la pena que deberá pagar?
Ahura Mazda respondió: 'Seiscientos latigazos con el Aspahê-astra, seiscientos latigazos con el Sraoshô-karana [20]'.
13. (42). ¡Oh Creador del mundo material, Tú, Santo! Si un hombre rompe el contrato de la oveja, ¿cuál es la pena que deberá pagar?
Ahura Mazda respondió: 'Setecientos latigazos con el Aspahê-astra, setecientos latigazos con el Sraoshô-karana [21]'.
14. (45). ¡Oh Creador del mundo material, Tú, Santo! Si un hombre rompe el contrato del buey, ¿cuál es la pena que deberá pagar?
Ahura Mazda respondió: ‘Ochocientos rayos con el Aspahê-astra, ochocientos rayos con el Sraoshô-karana [^498]’.
15. (48). ¡Oh Creador del mundo material, Tú, Santo! Si un hombre rompe el contrato con el hombre, ¿cuál es la pena que deberá pagar?
Ahura Mazda respondió: 'Novecientos rayos con el Aspahê-astra, novecientos rayos con el Sraoshô-karana [22]'.
16. (51). ¡Oh Creador del mundo material, Tú, Santo! Si alguien rompe el contrato de campo, ¿cuál es la pena que deberá pagar?
[ p. 39 ]
Ahura Mazda respondió: 'Mil azotes con el Aspahê-astra, mil azotes con el Sraoshô-karana [23]'.
17. (54). Si un hombre se alza para herir a otro, es un Âgerepta [24]. Si un hombre se encuentra con otro para herirlo, es un Avaoirista. Si un hombre realmente hiere a otro con mala intención, es un Aredus. Al quinto Aredus [25] se convierte en un Peshôtanu [26].
18. (58). ¡Oh Creador del mundo material, tú, Santo! Quien cometa un Âgerepta, ¿qué castigo deberá pagar?
Ahura Mazda respondió: 'Cinco rayas con el Aspahê-astra, cinco rayas con el Sraoshô-karana; en el segundo Âgerepta, diez rayas con el Aspahê-astra, diez rayas con el Sraoshô-karana; en el tercero, quince rayas con el Aspahê-astra, quince rayas con el Sraoshô-karana.
19. (63). ‘En el cuarto, treinta rayas con el [ p. 40 ] Aspahê-astra, treinta rayas con el Sraoshô-karana; en el quinto, cincuenta rayas con el Aspahê-astra, cincuenta rayas con el Sraoshô-karana; en el sexto, sesenta rayas con el Aspahê-astra, sesenta rayas con el Sraoshô-karana; en el séptimo, noventa rayas con el Aspahê-astra, noventa rayas con el Sraoshô-karana.’
20. (67) Si un hombre comete un agravio por octava vez, sin haber expiado el anterior, ¿qué pena deberá pagar?
Ahura Mazda respondió: ‘Es un Peshôtanu: doscientos azotes con el Aspahê-astra, doscientos azotes con el Sraoshô-karana.’
21. (70). Si un hombre comete una transgresión [27] y se niega a expiarla [28], ¿qué pena deberá pagar?
Ahura Mazda respondió: ‘Es un Peshôtanu: doscientos azotes con el Aspahê-astra, doscientos azotes con el Sraoshô-karana.’
22. (73). ¡Oh, Creador del mundo material, Santo! Si un hombre comete un avaoirista, ¿qué castigo deberá pagar?
Ahura Mazda respondió: 'Diez rayas con el Aspahê-astra, diez rayas con el Sraoshô-karana; en el segundo Avaoirista, quince rayas con el Aspahê-astra, quince rayas con el Sraoshô-karana.
23. (75). ‘En el tercero, treinta rayas con el Aspahê-astra, treinta rayas con el Sraoshô-karana; en el cuarto, cincuenta rayas con el Aspahê-astra, cincuenta rayas con el Sraoshô-karana; en el quinto, setenta rayas con el Aspahê-astra, setenta [ p. 41 ] rayas con el Sraoshô-karana; en el sexto, noventa rayas con el Aspahê-astra, noventa rayas con el Sraoshô-karana.’
24. (76). ¡Oh, Creador del mundo material, Santo! Si un hombre comete un avaoirista por séptima vez, sin haber expiado el anterior, ¿qué pena deberá pagar?
Ahura Mazda respondió: ‘Es un Peshôtanu: doscientos azotes con el Aspahê-astra, doscientos azotes con el Sraoshô-karana.’
25. (77). ¡Oh Creador del mundo material, Santo! Si alguien comete un avaoirista y se niega a expiarlo, ¿qué castigo deberá pagar?
Ahura Mazda respondió: ‘Es un Peshôtanu: doscientos azotes con el Aspahê-astra, doscientos azotes con el Sraoshô-karana.’
26. (79). ¡Oh Creador del mundo material, Santo! Si un hombre comete un Aredus, ¿qué castigo deberá pagar?
Ahura Mazda respondió: 'Quince rayas con el Aspahê-astra, quince rayas con el Sraoshô-karana.
27. (81). ‘En el segundo Aredus, treinta rayas con el Aspahê-astra, treinta rayas con el Sraoshô-karana; en el tercero, cincuenta rayas con el Aspahê-astra, cincuenta rayas con el Sraoshô-karana; en el cuarto, setenta rayas, con el Aspahê-astra, setenta rayas con el Sraoshô-karana; en el quinto, noventa rayas con el Aspahê-astra, noventa rayas con el Sraoshô-karana.’
28. ¡Oh Creador del mundo material, Santo! Si un hombre comete un Aredus por sexta vez, sin haber expiado el anterior, ¿qué pena deberá pagar?
[ p. 42 ]
Ahura Mazda respondió: ‘Es un Peshôtanu: doscientos azotes con el Aspahê-astra, doscientos azotes con el Sraoshô-karana.’
29. (82). ¡Oh Creador del mundo material, Santo! Si un hombre comete un Aredus y se niega a expiarlo, ¿qué castigo deberá pagar?
Ahura Mazda respondió: ‘Es un Peshôtanu: doscientos azotes con el Aspahê-astra, doscientos azotes con el Sraoshô-karana.’
30. (85). ¡Oh Creador del mundo material, Tú, Santo! Si un hombre golpea a otro y lo hiere gravemente, ¿cuál es el castigo que deberá pagar?
31. (87). Ahura Mazda respondió: «Treinta azotes con el Aspahê-astra, treinta azotes con el Sraoshô-karana; la segunda vez, cincuenta azotes con el Aspahê-astra, cincuenta azotes con el Sraoshô-karana; la tercera vez, setenta azotes con el Aspahê-astra, setenta azotes con el Sraoshô-karana; la cuarta vez, noventa azotes con el Aspahê-astra, noventa azotes con el Sraoshô-karana».
32. (89). Si alguien comete ese mismo acto por quinta vez, sin haber expiado el anterior, ¿cuál es la pena que deberá pagar?
Ahura Mazda respondió: ‘Es un Peshôtanu: doscientos azotes con el Aspahê-astra, doscientos azotes con el Sraoshô-karana.’
33. (90). Si alguien comete tal acto y se niega a expiarlo, ¿cuál será la pena que deberá pagar?
Ahura Mazda respondió: ‘Es un Peshôtanu: doscientos azotes con el Aspahê-astra, doscientos azotes con el Sraoshô-karana.’
34. (93). ¡Oh Creador del mundo material, Santo! Si un hombre hiere a otro de modo que le sale sangre, ¿cuál es la pena que deberá pagar?
Ahura Mazda respondió: ‘Cincuenta rayas con el Aspahê-astra, cincuenta rayas con el Sraoshô-karana; la segunda vez, setenta rayas con el Aspahê-astra, setenta rayas con el Sraoshô-karana; la tercera vez, noventa rayas con el Aspahê-astra, noventa rayas con el Sraoshô-karana.’
35. (95). Si comete el mismo acto por cuarta vez, sin haber expiado el anterior, ¿cuál es la pena que deberá pagar?
Ahura Mazda respondió: ‘Es un Peshôtanu: doscientos azotes con el Aspahê-astra, doscientos azotes con el Sraoshô-karana.’
36. (96). ¡Oh Creador del mundo material, Santo! Si un hombre hiere a otro de modo que le salga sangre, y se niega a expiarla, ¿cuál será su castigo?
Ahura Mazda respondió: ‘Es un Peshôtanu: doscientos azotes con el Aspahê-astra, doscientos azotes con el Sraoshô-karana.’
57. (99). ¡Oh Creador del mundo material, Tú, Santo! Si un hombre golpea a otro hasta romperle un hueso, ¿cuál es el castigo que deberá pagar?
Ahura Mazda respondió: ‘Setenta rayas con el Aspahê-astra, setenta rayas con el Sraoshô-karana; la segunda vez, noventa rayas con el Aspahê-astra, noventa rayas con el Sraoshô-karana.’
38. (102). Si comete el mismo acto por tercera vez, sin haber expiado el anterior, ¿cuál es la pena que deberá pagar?
Ahura Mazda respondió: ‘Es un Peshôtanu: [ p. 44 ] doscientos azotes con el Aspahê-astra, doscientos azotes con el Sraoshô-karana.’
39. (104). ¡Oh Creador del mundo material, Santo! Si un hombre golpea a otro hasta romperle un hueso, y se niega a expiarlo, ¿cuál será su castigo?
Ahura Mazda respondió: ‘Es un Peshôtanu: doscientos azotes con el Aspahê-astra, doscientos azotes con el Sraoshô-karana.’
40. (106). ¡Oh Creador del mundo material, Santo! Si un hombre hiere a otro hasta que muere, ¿cuál es la pena que deberá pagar?
Ahura Mazda respondió: ‘Noventa rayas con el Aspahê-astra, noventa rayas con el Sraoshô-karana’.
41. (109). Si vuelve a cometer el mismo acto sin haber expiado el anterior, ¿cuál es la pena que deberá pagar?
Ahura Mazda respondió: ‘Es un Peshôtanu: doscientos azotes con el Aspahê-astra, doscientos azotes con el Sraoshô-karana.’
42. (112). ¡Oh Creador del mundo material, Santo! Si un hombre hiere a otro hasta provocarle la muerte, y este se niega a expiarlo, ¿cuál será su castigo?
Ahura Mazda respondió: ‘Es un Peshôtanu: doscientos azotes con el Aspahê-astra, doscientos azotes con el Sraoshô-karana.’
43. (115). Y de ahí en adelante, en sus acciones, andarán por el camino de la santidad, según la palabra de santidad, según la ordenanza de santidad.
[ p. 45 ]
II y [29].
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44. (118). Si hombres de la misma fe, ya sean amigos o hermanos, se ponen de acuerdo para que uno obtenga del otro bienes [30], una esposa [31] o conocimiento [32], que quien desee bienes, que se los entreguen; quien desee esposa, que la reciba y se case con ella; quien desee conocimiento, que se le enseñe la palabra santa.
45. (123). Aprenderá durante la primera y la última parte del día, durante la primera y la última parte de la noche, para que su mente crezca en conocimiento y se fortalezca en santidad. Así se sentará, dando gracias y orando a los dioses, para que crezca en conocimiento. Descansará durante la mitad del día, durante la mitad de la noche, y así continuará hasta que pueda decir todas las palabras que los antiguos Aêthrapaitis [33] han dicho.
46. (128). Ante el agua y el fuego abrasador [34], [ p. 46 ] ¡Oh, Spitama Zaratustra! Que nadie se atreva a negar haber recibido de su prójimo el buey o la prenda (que ha recibido de él).
47. (130). … En verdad te digo, ¡oh Spitama Zaratustra! El hombre que tiene esposa está muy por encima de aquel que no engendra hijos [35]; el que mantiene una casa está muy por encima de aquel que no tiene ninguno; el que tiene hijos está muy por encima del hombre sin hijos; el que tiene riquezas está muy por encima de aquel que no las tiene.
48. (134). Y de dos hombres, el que se llena de comida se llena del buen espíritu [36] mucho más que el que no lo hace [37]; este último está prácticamente muerto; el primero lo supera por el valor de una Asperena [38], por el valor de una oveja, por el valor de un buey, por el valor de un hombre.
49. (137). Este hombre es capaz de luchar contra las embestidas de Astô-vîdhôtu [39]; contra la [ p. 47 ] flecha autopropulsada [40]; contra el demonio invernal, incluso con la ropa más ligera; contra el tirano malvado y azotarlo en la cabeza; contra el impío Ashemaogha, que no come [41].
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49. (bis). . . . La primera vez que se haya realizado ese hecho [42], sin esperar hasta que se realice de nuevo [43].
50. (143). Allí abajo [44] el dolor por ese acto será tan duro como cualquier otro en este mundo: si alguien le cortara las extremidades de su cuerpo perecedero con cuchillos de bronce, aún peor será.
51. (146). Allí abajo, el dolor por ese acto será tan duro como cualquier otro en este mundo: si alguien clava [45] su cuerpo perecedero con clavos de bronce, aún será peor.
52. (149). Allí abajo, el dolor por tal acto será tan duro como cualquier otro en este mundo: si alguien arroja por la fuerza su cuerpo perecedero a un precipicio cien veces más alto que un hombre, aún será peor.
53. 052). Allí abajo el dolor por ese hecho será tan duro como cualquier otro en este mundo: si uno empala por la fuerza [46] su cuerpo perecedero, aún será peor.
54. (154). Allí abajo, el dolor por esa acción será tan duro como cualquier otro en este mundo: a saber, la acción que se realiza cuando un hombre, mintiendo a sabiendas, se enfrenta al agua azufrada, dorada [47], que conoce la verdad [48] [ p. 48 ] con una súplica a Rashnu [49] y una mentira a Mitra [50].
55. (156). ¡Oh, Creador del mundo material, tú, Santo! Quien, mintiendo a sabiendas, se enfrenta al agua azufrada, dorada y veraz con una súplica a Rashnu y una mentira a Mitra, ¿cuál es el castigo que pagará? [51]
Ahura Mazda respondió: ‘Setecientos latigazos con el Aspahê-astra, setecientos latigazos con el Sraoshô-karana’.
Âgerepta, ‘apoderarse’, es cuando un hombre toma un arma con la intención de golpear a otro.
Avaoirista, ‘blandiendo’, es cuando un hombre blande un arma con la intención de golpear a otro.
Aredus es cuando un hombre golpea a otro con un arma, pero sin herirlo, o le inflige una herida que se cura en tres días.
34:1 ‘Es ladrón cuando toma con intención de no restituir; es salteador cuando, pidiéndole que lo restituya, responde: No quiero’ (Com.) ↩︎
34:2 Cada vez que lo posee ilegalmente, lo vuelve a robar. «Lo más vil entre los persas es mentir; lo siguiente es estar endeudado, por esta razón, entre muchas otras, que quien lo hace, al final se hunde en la mentira» (Herodes. I, 183). El deudor en cuestión es, por supuesto, el deudor de mala fe: «el que le dice a alguien: «Dame esto, te lo devolveré a su debido tiempo», y se dice a sí mismo: «No lo devolveré» (Com.). ↩︎
34:3 La siguiente clasificación es, de hecho, doble: los contratos se definen en las dos primeras cláusulas por su modo de celebración, y en las cuatro últimas por su importe. Sin embargo, de las cláusulas siguientes se desprende que incluso el contrato verbal y el contrato de mano llegaron a ser, o fueron malinterpretados, indicativos de cierta cantidad. Sin embargo, los comentaristas no pudieron determinar dicha cantidad, o al menos no la indican, a diferencia de las cuatro últimas. ↩︎
34:4 El contrato se firmó simplemente de palabra. «El inmortal Zartust Isfitamân preguntó al bondadoso Hormazd: «¿Cuál es el peor de los pecados que cometen los hombres?». El bondadoso Hormazd respondió: «No hay peor pecado que cuando un hombre, tras haber dado su palabra a otro, sin más testigo que yo, Hormazd, uno de ellos la rompe y dice: ‘No sé nada al respecto… ¿no hay peor pecado que este?’»» (Gr. Rav. 94). ↩︎
35:1 ‘Cuando se tocan la mano y se ponen de acuerdo mediante palabras’ (Gr. Rav. 1. 1.) Sería interesante saber si palabra y mano deben tomarse en sentido estricto o si aluden a ciertas fórmulas y gestos como los de la estipulación romana. ↩︎ ↩︎
35:2 «A saber, hasta la cantidad de 3 istîrs de peso» (Com.). Un istîr (στατήρ) equivale a 4 dirhems (δραχμή). Sobre el valor del dirhem, véase Introd. V, 22. ↩︎
35:3 ‘Por la cantidad de 12 istîrs (=48 dirhems),’ (Comm.) ↩︎
35:4 ‘Por la cantidad de 500 istîrs (= 2000 dirhems)’. La traducción exacta sería más bien: ‘El contrato por la cantidad de un ser humano’, ya que el término se aplica a las promesas de matrimonio y al contrato entre maestro y alumno. ↩︎
35:5 ‘Más de 500 istîrs.’ ↩︎
35:6 Una especie de glosa añadida para definir con más precisión el valor del objeto y para indicar que es mayor que el del anterior. ↩︎
35:7 Si no lo cumple. ↩︎
35:8 O, ‘como daños (?).’ ↩︎
35:9 ‘La ruptura del contrato de mano.’ ↩︎
36:1 Literalmente, ¿cuánto hay en juego? La corresponsabilidad de la familia era un principio en el derecho persa, como lo era en el antiguo derecho alemán, que concuerda con lo afirmado en Am. Marcelino: ‘Leges apud eos impendio formidatae, et abominandae aliae, per quas ob noxam unius omnis propinquitas perit’ (XXIII, 6). ↩︎
36:2 El pariente más próximo hasta el noveno grado. ↩︎
36:3 Véase § 11. Este pasaje parece haber desconcertado a la tradición. El Comentario dice: «¿Cuánto tiempo, cuántos años, se debe temer por el incumplimiento de un contrato de palabra? Los Nabânazdistas deben temer trescientos años». Pero no explica con más detalle la naturaleza de ese temor; solo intenta reducir el alcance de esa responsabilidad a límites más estrechos: «Solo el hijo nacido después del incumplimiento es responsable; los justos no lo son; cuando el padre muere, el hijo, si es justo, no tiene nada que temer». Y finalmente, los Ravaets dejan completamente de lado a los parientes; la pena recae enteramente sobre el verdadero infractor, y el número indica solo la duración de su castigo en el infierno: «Quien rompe un contrato de palabra, su alma permanecerá trescientos años en el infierno» (Gr. Rav. 94). ↩︎
36:4 Véase § 12. ‘Su alma permanecerá seiscientos años en el infierno’ (Gr. Rav. ll) ↩︎
37:1 Véase § 13. ‘Su alma permanecerá setecientos años en el infierno’ (Gr. Rav. ll) ↩︎
37:2 Véase § 14. ‘Su alma permanecerá ochocientos años en el infierno.’ ↩︎ ↩︎
37:3 Véase § 15. ‘Su alma permanecerá durante novecientos años en el infierno.’ ↩︎
37:4 Véase § 16. ‘Su alma permanecerá mil años en el infierno.’ ↩︎
38:1 Un tanâfûhr y medio, es decir 1.800 dirhems. ↩︎
38:2 Tres tanâfûhrs, o 3600 dirhems. ↩︎
38:3 Tres tanâfûhrs y medio, o 4.200 dirhems. ↩︎
38:4 Cuatro tanâfûhrs, o 4.800 dirhems. ↩︎
38:5 Cuatro tanâfûhrs y medio, o 5400 dirhems. ↩︎
39:1 Cinco tanâfûhrs, o 6000 dirhems. ↩︎
39:2 En este párrafo se definen los tres primeros de los ocho ultrajes que aborda el resto del Fargard. Solo se definen estos tres, ya que se designan con términos técnicos. Añadimos las definiciones que se encuentran en una traducción al sánscrito de un Patet (París, Bibl. Nat. f. B. 5, 154), donde sus significados etimológicos se conservan mejor que en la propia definición de Zend: ↩︎
39:3 Es decir, en la sexta comisión del mismo, como aparece en el § 28. ↩︎
39:4 Recibirá doscientos azotes, o pagará 1.200 dirhems (véase Introd. V, 19). ↩︎
40:1 Aunque el Âgerepta ha sido cometido por primera vez. ↩︎
40:2 Si no se ofrece a soportar la pena y no realiza el Patet (ver Introd. V, 22). ↩︎
45:1 Volvemos aquí a los contratos; el lugar apropiado de los §§ 44-45 es después del § 16. ↩︎
45:2 El contrato de bienes es una expresión general para los contratos de ovejas, bueyes y campos (véase arriba, § 2). ↩︎
45:3 La mujer es objeto de contrato, como el ganado o los campos; se dispone de ella mediante contratos de quinta clase, siendo más valiosa que el ganado y menos que los campos. Su padre o tutor la vende, a menudo desde la cuna. «Abundan los ejemplos del compromiso matrimonial de un niño de tres años con una niña de dos» (véase la obra de Dosabhoy Framjee sobre Los Parsis, pág. 77; cf. «Un proyecto de ley para definir y modificar la ley relativa a la sucesión, la herencia, el matrimonio, etc.», Bombay, 1864). ↩︎
45:4 El contrato entre el alumno y el maestro cae en la misma clase (el contrato-hombre, ver p. 35, n. [5:1]). ↩︎
45:5 Un sacerdote docente (Parsi Hêrbad). ↩︎
45:6 Dudoso. Esta cláusula está destinada, al parecer, contra los juramentos falsos (p. 46). El agua y el fuego abrasador son el agua y el fuego ante los cuales se presta el juramento (véase § 54 n.); dejando de lado los §§ 47-49, que están extraviados de Farg. III, 34, se llega al § 50, donde se describe la pena por un juramento falso. ↩︎
46:1 «En Persia, el rey otorga premios a quienes tienen más hijos» (Herodes. I, 136). «A quien no tenga hijos, se le cerrará el paso al paraíso. La primera pregunta que le harán los ángeles será si ha dejado en este mundo un sustituto; si responde que no, pasarán de largo y se quedará en la cabecera del puente, lleno de pena y dolor» (Saddar 18; Hyde 19). El significado primitivo de esta creencia se explica por la doctrina brahmánica: el hombre sin un hijo va al infierno porque no hay nadie que le rinda el culto familiar. ↩︎
46:2 O, ‘con Vôhu Manô’, que es al mismo tiempo el dios de los buenos pensamientos y el dios del ganado (véase Introd. IV, 33). ↩︎
46:3 ‘Hay personas que se esfuerzan por pasar un día sin comer, y que se abstienen de cualquier carne; nosotros también nos esforzamos y nos abstenemos, es decir, de cualquier pecado en obra, pensamiento o palabra: . . . en otras religiones, ayunan de pan; en la nuestra, ayunamos del pecado’ (Saddar 83; Hyde 25). ↩︎
46:4 Un dirhem. ↩︎
46:5 Véase Introd. IV, 26. ↩︎
47:1 Véase Introd. IV, 26. ↩︎
47:2 Véase Introd. III, 10. ↩︎
47:3 El tomar un juramento falso. ↩︎
47:4 Véase Introd. V, 18. ↩︎
47:5 En el infierno. ↩︎
47:6 Dudoso. ↩︎
47:7 Dudoso. ↩︎
47:8 El agua ante la cual se hace el juramento contiene un poco de incienso, azufre y un danak de oro fundido (Gr. Rav. 101). ↩︎