El sistema norteamericano de los Grandes Lagos se produjo durante el retroceso de un glaciar. Nuestros geólogos han deducido con mucha exactitud las diversas etapas de esta evolución y han conjeturado correctamente que estas masas de agua desembocaron, en épocas diferentes, primero en el valle del Misisipí, luego hacia el este en el valle del Hudson, y finalmente, a través de una ruta septentrional, en el San Lorenzo. Hace treinta y siete mil años que el sistema comunicante de los Grandes Lagos empezó a verter sus aguas en la vía actual del Niágara. [1]