1 Y aconteció que mientras el león hablaba estas palabras al águila, vi:
2 Y he aquí, la cabeza que había quedado y las cuatro alas desaparecieron, y los dos fueron hacia ella y se pusieron a reinar, y su reino era pequeño y estaba lleno de alboroto.
3 Y miré, y he aquí, ya no aparecían, y todo el cuerpo del águila estaba quemado, de modo que la tierra estaba en gran temor; entonces desperté de la angustia y del trance de mi mente, y de gran miedo, y dijo a mi espíritu:
4 He aquí, esto me has hecho, al buscar los caminos del Altísimo.
5 He aquí, todavía estoy cansado de mente y muy débil de espíritu; y poca fuerza hay en mí, por el gran temor que me afligió esta noche.
6 Por eso ahora rogaré al Altísimo que me consuele hasta el fin.
7 Y dije: Señor, que gobiernas, si he hallado gracia ante tus ojos, y si soy justificado contigo ante muchos otros, y si mi oración verdaderamente llega ante tu faz;
8 Consuélame, pues, y muéstrame, tu siervo, la interpretación y la clara diferencia de esta terrible visión, para que puedas consolar perfectamente mi alma.
9 Porque me has juzgado digno de mostrármelo los últimos tiempos.
10 Y me dijo: Ésta es la interpretación de la visión:
11 El águila que viste subir del mar es el reino que apareció en la visión de tu hermano Daniel.
12 Pero a él no le fue explicado, por eso ahora te lo declaro a ti.
13 He aquí, vendrán días en que se levantará un reino sobre la tierra, y será más temido que todos los reinos que existieron antes de él.
14 En ella reinarán doce reyes, uno tras otro:
15 De los cuales el segundo comenzará a reinar y tendrá más tiempo que cualquiera de los doce.
16 Y esto significan las doce alas que viste.
17 En cuanto a la voz que oíste hablar, y que viste que no salía de sus cabezas, sino de en medio de su cuerpo, esta es la interpretación:
18 Que después del tiempo de ese reino surgirán grandes luchas y estará en peligro de fracasar; sin embargo, no caerá, sino que será restaurado nuevamente a su comienzo.
19 Y si viste las ocho pequeñas plumas inferiores que se pegaban a sus alas, esta es la interpretación:
20 Que en él se levantarán ocho reyes, cuyos tiempos serán cortos y sus años veloces.
21 Y dos de ellos perecerán, al acercarse el tiempo medio; cuatro serán guardados hasta que su fin comience a acercarse; pero dos serán guardados hasta el fin.
22 Y lo que viste tres cabezas reposando, esta es la interpretación:
23 En sus últimos días, el Altísimo levantará tres reinos, y en ellos renovará muchas cosas, y tendrán dominio sobre la tierra.
24 Y a los que allí habitan, con mucha opresión, más que a todos los que fueron antes de ellos: por eso se les llama cabezas de águila.
25 Porque éstos son los que cometerán su maldad y cumplirán su último fin.
26 Y si viste que la gran cabeza ya no aparecía, significa que uno de ellos morirá en su cama, pero con dolor.
27 Porque los dos que queden serán muertos a espada.
28 Porque la espada de uno devorará al otro, pero al final él mismo caerá por la espada.
29 Y mientras viste dos plumas debajo de las alas que pasaban sobre la cabeza que está al lado derecho;
30 Esto significa que estos son aquellos a quienes el Altísimo ha mantenido hasta su fin: este es el reino pequeño y lleno de problemas, como viste.
31 Y el león que viste levantándose del bosque, rugiendo y hablando con el águila, y reprendiéndola por su injusticia con todas las palabras que has oído;
32 Este es el ungido que el Altísimo ha guardado para ellos y para su maldad hasta el fin: él los reprenderá y los reprenderá por su crueldad.
33 Porque él los presentará vivos ante él en el juicio, y los reprenderá y corregirá.
34 Porque al resto de mi pueblo él librará con misericordia a los que están presionados en mis fronteras, y los alegrará hasta que llegue el día del juicio, del cual te he hablado desde el principio.
35 Este es el sueño que viste, y éstas son las interpretaciones.
36 Sólo tú has sido apto para conocer este secreto del Altísimo.
37 Escribe, pues, en un libro todas estas cosas que has visto, y escóndelas.
38 Y enséñaselos a los sabios del pueblo, cuyos corazones conoces, pueden comprender y guardar estos secretos.
39 Pero tú, espera aquí todavía siete días más, para que se te muestre todo lo que el Altísimo quiera declararte. Y con eso siguió su camino.
40 Y aconteció que cuando todo el pueblo vio que habían pasado los siete días y que yo no volvía a la ciudad, se reunieron todos, desde el más pequeño hasta el mayor, y vinieron a mí y me dijeron ,
41 ¿En qué te hemos ofendido? ¿Y qué mal hemos hecho contra ti, para que nos abandones y te sientes aquí en este lugar?
42 Porque de todos los profetas sólo tú has quedado de nosotros, como racimo de vendimia, como candela en lugar oscuro, y como puerto o barco preservado de la tempestad.
43 ¿No son suficientes los males que nos sobrevienen?
44 Si nos abandonaras, ¿cuánto mejor sería para nosotros si también nosotros fuéramos quemados en medio de Sión?
45 Porque no somos mejores que los que murieron allí. Y lloraron a gran voz. Entonces les respondí y dije:
46 Ten consuelo, oh Israel; y no os canséis, casa de Jacob:
47 Porque el Altísimo te recuerda, y el Poderoso no te olvida en la tentación.
48 En cuanto a mí, no os he abandonado ni me he apartado de vosotros, sino que he venido a este lugar para orar por la desolación de Sión y para pedir misericordia para la humillación de vuestro santuario.
49 Ahora volved cada uno a casa, y después de estos días volveré a vosotros.
50 Entonces el pueblo entró en la ciudad, tal como yo les había ordenado:
51 Pero me quedé en el campo siete días, tal como el ángel me ordenó; y en aquellos días sólo comía flores del campo, y mi carne consistía en hierbas