La historia de Herodes cuando los romanos lo nombraron rey sobre los judíos, y su salida de Roma con un ejército para luchar contra la Santa Casa.
1 Agusto y el Senado, informados de lo que había hecho Antígono, de común acuerdo nombraron a Herodes rey sobre los judíos;
2 mandándole que se pusiera una diadema de oro en la cabeza y montara en un caballo, y que proclamaran con trompetas delante de él: «Herodes es rey sobre los judíos y sobre la ciudad santa de Jerusalén», lo cual se hizo.
3 Y volviendo a Augusto, cabalgó, y Augusto y Antonio; y fueron a casa de Antonio, que había invitado al Senado y a todos los ciudadanos de Roma a un banquete que él había preparado.
4 Y comieron y bebieron, y se regocijaron con gran alegría por Herodes, habiendo firmado con él un tratado grabado en tablas de bronce; y fue colocado en los templos.
5 Y escribieron ese día como el primero del reinado de Herodes, y desde entonces fue tomado como un zera, por el cual se cuentan los tiempos.
6 Después de esto, Antonio y Herodes partieron por mar con un ejército grande y abundante, y cuando llegaron a Antioquía, dividieron sus fuerzas:
7 y Antonio tomó una parte y la condujo al país de los persas, que es Herak» y las partes adyacentes; y Herodes, tomando otra parte, fue derecho hasta llegar a Tolemaida.
8 Entonces Antígono, al enterarse de que Antonio había hecho una expedición al país de los persas y que Herodes había llegado a Tolemaida, salió de la Santa Casa al monte Sara para tomar a Josefo, el hermano de Herodes, y a los que estaban allí con él.
9 a quienes atacó y sitió; y habiendo cortado un canal, interceptaron el agua que fluía hacia ellos: de modo que prevaleció la sed entre ellos, y sus asuntos se redujeron a grandes dificultades.
10 Por lo cual Josefo decidió huir; y las familias habían deliberado sobre entregarse a Antígono, si Josefo huía.
11 Pero Dios les envió una lluvia abundante, que llenó todas sus cisternas y vasos; por lo que sus corazones se animaron y su condición mejoró;
12 Josefo continuó rechazando a Antonio y a sus hombres de la fortaleza, sin que éstos pudieran obtener ninguna ventaja sobre él.
13 Pero Herodes se dirigió directamente al monte Sara para traer a su hermano, a sus familias y a los hombres que estaban con él a Jerusalem.
14 Y encontró a Antígono sitiando a su hermano; sobre quien hizo un ataque repentino; y Josefo y sus hombres salieron hacia ellos, y la mayor parte del ejército de Antígono fue destruido, y él huyó a Jerusalén.
15 A quien Herodes persiguió con un gran ejército de judíos, que habían venido a él de todas partes, cuando descubrieron que había regresado; y estaba bien provisto de ayuda, de modo que tenía menos necesidad del ejército de los romanos.
16 Cuando Herodes llegó a la Ciudad Santa, Antígono le cerró las puertas en la cara; y luchó contra él; y envió mucho dinero a los jefes del ejército de los romanos, pidiéndoles que no ayudaran a Herodes, lo cual hicieron por él.
17 Por lo cual la guerra duró mucho tiempo entre Antígono y Herodes, sin que ninguno de los dos prevaleciera sobre su compañero [es decir, el antagonista].