Abraham, bajo la dirección del ángel Jaoel, procede al monte Horeb, viaje de cuarenta días, para ofrecer el Sacrificio (Capítulos X.-XII.).
1 Y aconteció que cuando oí la voz de Aquel que me hablaba tales palabras, miré de aquí para allá y ¡he aquí! No había aliento de hombre, y mi espíritu se espantó, y mi alma huyó de mí, y quedé como una piedra, y caí a la tierra, porque ya no tenía fuerzas para estar en pie sobre la tierra. Y mientras aún estaba acostado con mi rostro en la tierra, oí la voz del Santo hablar: «Ve, Jaoel, y por medio de mi Nombre inefable levántame a aquel hombre, y fortalécelo (para que se recupere) de su temblor». Y vino el ángel que me había enviado, con semejanza de hombre, y tomándome de mi mano derecha, me levantó sobre mis pies y me dijo: «Levántate, [Abraham,] amigo de Dios que te ama; ¡No dejes que el temblor del hombre te apodere de ti! ¡Porque he aquí! He sido enviado a ti para fortalecerte y bendecirte en el nombre de Dios, que te ama, el Creador de lo celestial y lo terrestre. No tengáis miedo y apresuraos hacia Él. Soy llamado Jaoel por Aquel que mueve lo que existe conmigo en la séptima expansión del firmamento, poder en virtud del Nombre inefable que habita en mí. Yo soy el encargado de frenar, según su mandamiento, el ataque amenazador de los seres vivientes de los querubines unos contra otros, y de enseñar a los que lo portan el cántico de la hora séptima de la noche del hombre. Estoy ordenado para contener al Leviatán, porque a mí están sujetos el ataque y la amenaza de cada uno de los reptiles. [Yo soy el que ha recibido el encargo de desatar el Hades, de destruir al que mira fijamente a los muertos.] Yo soy el que recibió el encargo de prender fuego a la casa de tu padre junto con él, porque mostró reverencia a los muertos (ídolos). He sido enviado para bendecirte ahora, y la tierra que el Eterno, a quien has invocado, ha preparado para ti, y por ti he seguido mi camino sobre la tierra. ¡Levántate, Abrahán! Ve sin miedo; alégrate y regocíjate; ¡Y yo estoy contigo! Porque el honor eterno te ha sido preparado por el Eterno. Id, cumplid los sacrificios mandados. ¡Por he aquí! He sido designado para estar contigo y con la generación preparada (para surgir) de ti; y conmigo Miguel te bendice para siempre. ¡Ánimo, vete!