Por qué se permite el pecado (Capítulo XXVI.).
1 Y dije: «¡Oh Eterno, Poderoso! ¿Por qué has establecido que así sea y luego proclamas su conocimiento?»
2 Y Él me dijo: «Oye, Abraham; entiende lo que te digo y respóndeme cuando te pregunto. ¿Por qué tu padre Taré no escuchó tu voz, y (por qué) no cesó en la idolatría diabólica hasta que pereció [y] toda su casa con él?
3 Y dije: «¡Oh Eterno, [Poderoso]! (Fue) enteramente porque él no eligió escucharme; pero yo tampoco seguí sus obras».
4 Y Él me dijo: «Oye, Abraham. Así como el consejo de tu padre está en él, y como tu consejo está en ti, así también está listo el consejo de mi voluntad en mí para los días venideros, antes de que tengas conocimiento de éstos, o (puedas) ver con tus ojos lo que sucederá. Hay futuro en ellos. Cómo serán los de tu descendencia, mira en la imagen».