1 Ahora, pues, os juro a vosotros, los justos, por la gloria del Grande, Honrado y Poderoso en dominio, y por su grandeza os lo juro.
2 Conozco un misterio y he leído las tablas celestiales, he visto los libros sagrados y he encontrado en ellos escritos y escritos acerca de ellos:
3 Que todo el bien, la alegría y la gloria estén preparados para ellos y escritos para los espíritus de aquellos que han muerto en justicia, y que a vosotros se os darán muchos bienes en recompensa por vuestros trabajos, y que vuestra suerte será abundante más allá de la suerte de los vivos.
4 Y vuestros espíritus, que habéis muerto en justicia, vivirán y se regocijarán, y sus espíritus no perecerán, ni su recuerdo delante de la faz del Grande para todas las generaciones del mundo: por tanto, ya no tengáis miedo de su afrenta.
5 ¡Ay de vosotros, pecadores, cuando habéis muerto, si muréis en la riqueza de vuestros pecados, y los que son como vosotros dicen de vosotros: «Bienaventurados los pecadores: han visto todos sus días!»
6 «Y cómo han muerto en prosperidad y riqueza, y no han visto tribulación ni asesinato en su vida; y han muerto con honor, y no se ha ejecutado juicio sobre ellos durante su vida».
7 Sabed que sus almas descenderán al Seol y serán desdichados en su gran tribulación.
8 Y en las tinieblas, en las cadenas y en la llama ardiente, donde hay un juicio doloroso, entrarán vuestros espíritus; y el gran juicio será para todas las generaciones del mundo. ¡Ay de vosotros, porque no tendréis paz!
9 No digas acerca de los justos y buenos que hay en la vida: «En nuestros días de angustia hemos trabajado laboriosamente y hemos experimentado todas las dificultades, y hemos sufrido muchos males y hemos sido consumidos, y nos hemos vuelto pocos y nuestro espíritu pequeño».
10 «Y fuimos destruidos y no encontramos a nadie que nos ayudara ni siquiera con una palabra: fuimos torturados [y destruidos], y no esperábamos ver vida día tras día».
11 «Esperábamos ser cabeza y hemos llegado a ser cola: nos hemos afanado y no hemos tenido satisfacción en nuestro trabajo; y nos hemos convertido en alimento de pecadores e injustos, y ellos han puesto pesadamente sobre nosotros su yugo».
12 «Se han enseñoreado de nosotros, los que nos odiaban y nos golpeaban; y ante los que nos odiaban, hemos inclinado el cuello, pero no se han compadecido de nosotros».
13 «Queríamos alejarnos de ellos para escapar y descansar, pero no encontramos un lugar al que huir y estar a salvo de ellos».
14 «Y en nuestra tribulación nos quejamos ante los gobernantes y clamamos contra los que nos devoraron, pero ellos no escucharon nuestros gritos ni escucharon nuestra voz».
15 «Y ayudaron a los que nos robaron y nos devoraron, y a los que nos hicieron pocos; y ocultaron su opresión, y no quitaron de nosotros el yugo de los que nos devoraron, nos dispersaron y nos asesinaron, y ocultaron su asesinato, y no se acordaron de que habían levantado sus manos contra nosotros».