Sus cuerpos necesitan agua después de abandonar el Jardín.
1 ENTONCES Dios, misericordioso y misericordioso, los miró mientras yacían en el agua y al borde de la muerte, y envió un ángel que los sacó del agua y los puso como muertos en la orilla del mar.
2 Entonces el ángel se acercó a Dios, le dio la bienvenida y dijo: «Oh Dios, tus criaturas han exhalado su último suspiro».
3 Entonces Dios envió Su Palabra a Adán y Eva, quienes los resucitaron de la muerte.
4 Y Adán dijo, después de resucitar: «Oh Dios, mientras estábamos en el jardín no necesitábamos ni cuidamos de esta agua; pero desde que llegamos a esta tierra no podemos prescindir de ella».
5 Entonces Dios dijo a Adán: «Cuando estabas bajo mi mando y eras un ángel brillante, no conocías esta agua».
6 «Pero después de haber transgredido Mi mandamiento, no podrás vivir sin agua para lavar tu cuerpo y hacerlo crecer; porque ahora es como el de las bestias y le falta agua».
7 Cuando Adán y Eva oyeron estas palabras de Dios, lloraron un grito amargo; y Adán rogó a Dios que le permitiera regresar al jardín y mirarlo por segunda vez.
8 Pero Dios dijo a Adán: «Te he hecho una promesa; cuando esa promesa se cumpla, te traeré de regreso al jardín, a ti y a tu simiente justa».
9 Y Dios dejó de comunicarse con Adán.