Cómo llegó la oscuridad entre Adán y Eva.
1 ENTONCES Adán se golpeó el pecho, él y Eva, y estuvieron de duelo toda la noche hasta que se acercó el amanecer, y suspiraron durante toda la noche en Miyazia.
2 Y Adán se golpeó a sí mismo y, a causa del amargo dolor y de la oscuridad, se arrojó al suelo en la cueva, y quedó allí como muerto.
3 Pero Eva escuchó el ruido que hizo al caer al suelo. Y ella lo buscó con las manos, y lo encontró como un cadáver.
4 Entonces ella tuvo miedo, se quedó muda y se quedó junto a él.
5 Pero el Señor misericordioso miró la muerte de Adán y el silencio de Eva por miedo a la oscuridad.
6 Y la Palabra de Dios vino a Adán, lo resucitó de la muerte y abrió la boca de Eva para que pudiera hablar.
7 Entonces Adán se levantó de la cueva y dijo: «Oh Dios, ¿por qué la luz se ha apartado de nosotros y las tinieblas nos han cubierto? ¿Por qué nos dejas en esta larga oscuridad? ¿Por qué nos atormentas así?
8 «Y, Señor, ¿dónde estaban estas tinieblas antes de que vinieran sobre nosotros? Es tal que no podemos vernos».
9 «Porque mientras estuvimos en el jardín, ni vimos ni supimos qué son las tinieblas. No estuve escondido de Eva, ni ella estuvo oculta de mí, hasta ahora que no puede verme; y ninguna oscuridad vino sobre nosotros que nos separara unos de otros».
10 «Pero ella y yo estábamos ambos en una misma luz brillante. Yo la vi y ella me vio. Sin embargo, desde que entramos en esta cueva, las tinieblas nos han cubierto y nos han separado, de modo que yo no la veo ni ella me ve a mí.
11 «Oh Señor, ¿nos plagarás con esta oscuridad?»