Adán y Eva se ciñen y hacen el primer altar jamás construido.
1 ENTONCES Adán lloró más y dijo: «Oh Dios, ten misericordia de mí, hasta el punto de encargarte de lo que voy a hacer».
2 Pero Dios tomó Su Palabra de Adán y Eva.
3 Entonces Adán y Eva se pusieron de pie; y Adán le dijo a Eva: «Cíñete, y yo también me ceñiré». Y ella se ciñó, como Adán le había dicho.
4 Entonces Adán y Eva tomaron piedras y las colocaron en forma de altar; y tomaron hojas de los árboles fuera del jardín, con las que limpiaron de la faz de la roca la sangre que habían derramado.
5 Pero lo que había caído en la arena, lo tomaron junto con el polvo con el que estaba mezclado y lo ofrecieron sobre el altar como ofrenda a Dios.
6 Entonces Adán y Eva se pararon debajo del altar y lloraron, rogando así a Dios: «Perdónanos nuestra ofensa 1 y nuestro pecado, y míranos con Tu ojo misericordioso. Porque cuando estábamos en el huerto, nuestras alabanzas y nuestros himnos se elevaban ante Ti sin cesar».
7 Pero cuando llegamos a esta tierra extraña, ya no teníamos la alabanza pura, ni la oración recta, ni los corazones comprensivos, ni los pensamientos dulces, ni los consejos justos, ni el discernimiento largo, ni los sentimientos rectos, ni nuestra naturaleza brillante fue dejada con nosotros. Sino que nuestro cuerpo ha cambiado de la semejanza que tenía al principio cuando fuimos creados».
8 «Sin embargo, ahora mira nuestra sangre que se ofrece sobre estas piedras, y acéptala de nuestras manos, como las alabanzas que te cantábamos al principio, cuando estábamos en el jardín».
9 Y Adán comenzó a hacer más peticiones a Dios.
Notas al pie
16:1 EL ORIGINAL DEL PADRE PADRE SE DICE QUE SE UTILIZO APROXIMADAMENTE 150 AÑOS ANTES DE NUESTRO SEÑOR: Padre nuestro, que estás en los cielos, ten misericordia de nosotros, oh Señor Dios nuestro, santificado sea tu nombre, y que el memoria de Ti sea glorificada arriba en el Cielo y aquí abajo en la tierra.
Que Tu reino reine sobre nosotros ahora y por siempre. Los Santos Hombres de la antigüedad dijeron remiten y perdonan a todos los hombres todo lo que me hayan hecho. Y no nos dejes caer en la tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino y reinarás en gloria por los siglos de los siglos, AMEN.