Se ponen más cómodos en la Cueva de los Tesoros al tercer día.
1 DESPUÉS de estas cosas, Dios dijo a Adán: «Me pediste algo del jardín para ser consolado con ello, y te he dado estas tres señales como consuelo para ti; que confíes en Mí y en Mi pacto contigo».
2 «Porque yo vendré y te salvaré; y los reyes me traerán cuando esté en la carne, oro, incienso y mirra; oro como muestra de Mi reino; incienso como muestra de Mi divinidad; y mirra como muestra de Mi sufrimiento y de Mi muerte».
3 «Pero, oh Adán, pon esto junto a ti en la cueva; el oro para que te ilumine durante la noche; el incienso, para que huelas su dulce sabor; y la mirra, para consolarte en tu dolor».
4 Cuando Adán escuchó estas palabras de Dios, se postró ante Él. Él y Eva lo adoraron y le dieron gracias porque había sido misericordioso con ellos.
5 Entonces Dios ordenó a los tres ángeles, Miguel, Gabriel y Rafael, que cada uno trajera lo que había traído y se lo diera a Adán. Y así lo hicieron, uno por uno.
6 Y Dios ordenó a Suriyel y Salathiel que cargaran a Adán y a Eva, los bajaran de la cima de la montaña alta y los llevaran a la Cueva de los Tesoros.
7 Allí pusieron el oro en el lado sur de la cueva, el incienso en el lado oriental y la mirra en el lado occidental. Porque la entrada de la cueva estaba en el lado norte.
8 Los ángeles consolaron entonces a Adán y a Eva y se marcharon.
9 El oro era setenta varas; el incienso, doce libras; y la mirra, tres libras.
10 Estos permanecieron junto a Adán en la casa de los tesoros; por eso se le llamó «de ocultamiento». Pero otros intérpretes dicen que se llamaba «Cueva de los Tesoros», a causa de los cuerpos de hombres justos que en ella se encontraban.
11 Estas tres cosas le dio Dios a Adán al tercer día de su salida del jardín, en señal de los tres días que el Señor permanecería en el corazón de la tierra.
12 Y estas tres cosas, mientras permanecían con Adán en la cueva, le iluminaban de noche; y de día le daban un poco de alivio a su pena.