Fig.
1 ENTONCES Dios ordenó al querubín, que guardaba la puerta del jardín con una espada de fuego en la mano, que tomara un poco del fruto de la higuera y se lo diera a Adán.
2 El querubín obedeció la orden del Señor Dios y entró en el huerto y trajo dos higos sobre dos ramitas, cada higo colgando de su hoja; eran de dos de los árboles entre los cuales Adán y Eva se escondieron cuando Dios fue a caminar por el jardín, y la Palabra de Dios vino a Adán y Eva y les dijo: «Adán, Adán, ¿dónde estás?»
3 Y Adán respondió: «Oh Dios, aquí estoy. Cuando oí tu sonido y tu voz, me escondí porque estoy desnudo».
4 Entonces el querubín tomó dos higos y se los llevó a Adán y a Eva. Pero él se los arrojó desde lejos; porque no podían acercarse al querubín a causa de su carne, que no podía acercarse al fuego.
5 Al principio los ángeles temblaron ante la presencia de Adán y le tuvieron miedo. Pero ahora Adán tembló delante de los ángeles y les tuvo miedo.
6 Entonces Adán se acercó y tomó un higo, y Eva también se acercó y tomó el otro.
7 Y cuando los tomaron en sus manos, los miraron y supieron que eran duendes de los árboles entre los cuales los habían escondido.