Una promesa del Agua de Vida. La tercera profecía de la venida de Cristo.
1 ENTONCES vino la Palabra de Dios a Adán y le dijo:
2 «Oh Adán, lo que dices: «Llévame a una tierra donde haya descanso», no es otra tierra que ésta, sino que es el reino de los cielos, donde sólo hay descanso».
3 «Pero tú no puedes entrar en él en este momento; pero sólo después de que tu juicio haya pasado y cumplido».
4 Entonces te haré subir al reino de los cielos, a ti y a tu descendencia justa; y te daré a ti y a ellos el resto que ahora pedís».
5 «Y si dices: «Dame del agua de la vida para que pueda beber y vivir», no puede ser hoy, sino el día en que descenderé a los infiernos y romperé las puertas de bronce, y destrozar en pedazos los reinos de hierro».
6 «Entonces, con misericordia, salvaré tu alma y las almas de los justos, para darles descanso en mi jardín. Y eso será cuando llegue el fin del mundo».
7 «Y, además, en cuanto al Agua de Vida que buscas, no te será concedida hoy; sino el día en que yo derrame mi sangre sobre tu cabeza en la tierra del Gólgota».
8 «Porque mi sangre será agua de vida para ti en aquel tiempo, y no para ti solo, sino para todos los de tu descendencia que crean en mí; que sea para ellos reposo para siempre».
9 El Señor volvió a decir a Adán: «Oh Adán, cuando estabas en el jardín, no te sucedieron estas pruebas».
10 «Pero desde que transgrediste Mi mandamiento, todos estos sufrimientos te han sobrevenido».
11 «Ahora también tu carne necesita comida y bebida; bebe entonces de esa agua que fluye por ti sobre la faz de la tierra».
12 Entonces Dios retiró Su Palabra de Adán.
13 Y Adán y Eva adoraron al Señor y regresaron del río de agua a la cueva. Era mediodía; y cuando se acercaron a la cueva, vieron junto a ella un gran fuego.