1 Y aconteció que en el primer año de los siete años de abundancia, en el mes cuarto, el día veintiocho del mes, José llegó a los límites de Heliópolis recogiendo el trigo de aquella región.
2 Y cuando José llegó cerca de esa ciudad, envió doce hombres delante de él a Pentefres, el sacerdote de Heliópolis, diciendo: «Hoy entraré a ti, porque es la hora de la tarde y del almuerzo de mediodía,
3 y hay mucho calor del sol, y puedo refrescarme bajo el techo de tu casa.
4 Y Pentefres, al oír estas cosas, se alegró con gran alegría y dijo:
5 «Bendito sea el Señor Dios de José, porque mi señor José me ha tenido por digno». Y Pentefres llamó al mayordomo de su casa y le dijo:
6 «Date prisa, prepara mi casa y prepara una gran comida, porque hoy viene a nosotros José, el Poderoso de Dios».
7 Y cuando Asenat supo que su padre y su madre habían regresado de la posesión de su herencia,
8 Ella se alegró mucho y dijo: «Iré a ver a mi padre y a mi madre, porque han venido de la posesión de nuestra herencia» (pues era la época de la cosecha).
9 Entonces Asenat se apresuró a entrar en su cámara, donde estaban sus ropas, y se vistió con un manto de lino fino hecho de tela carmesí y entretejido de oro, y se ciñó un cinto de oro y brazaletes alrededor de sus manos; y a sus pies se puso borceguíes de oro,
10 Y alrededor de su cuello se puso un adorno de gran precio y piedras preciosas, las cuales estaban adornadas por todos lados, y también tenía grabados los nombres de los dioses de los egipcios por todas partes, tanto en los brazaletes como en las piedras;
11 y se puso también una tiara en la cabeza, se ciñó una diadema alrededor de las sienes y se cubrió la cabeza con un manto.