Dicho por David al dar gracias a Dios, que lo había librado del león y del lobo y los había matado a ambos.
1 Alabad al Señor, naciones todas; glorifícalo y bendice su nombre:
2 Quien rescató el alma de sus elegidos de las manos de la muerte y libró a sus santos de la destrucción:
3 y me salvó de las redes del Seol, y mi alma del abismo insondable.
4 Porque antes de que mi liberación pudiera salir de delante de Él, dos fieras salvajes casi me partieron en dos.
5 Pero él envió su ángel, cerró de mí las bocas abiertas y salvó mi vida de la destrucción.
6 Mi alma lo glorificará y lo exaltará por todas las bondades que ha hecho y que hará conmigo.