1 Y aconteció en aquellos días que Eluma concibió y dio a luz un hijo y llamó su nombre Sansón. Y el Señor estaba con él. Y cuando ya era mayor y procuraba pelear contra los filisteos, tomó para sí mujer de los filisteos. Y los filisteos la quemaron al fuego, porque Sansón los había humillado mucho.
2 Y después de esto Sansón entró en Azoto (o se enfureció contra él). Y lo encerraron, y rodearon la ciudad, y dijeron: He aquí, ahora nuestro adversario ha sido entregado en nuestras manos. Ahora pues, reunámonos y socorramos las almas unos a otros. Y cuando Sansón se levantó de noche y vio la ciudad cerrada, dijo: He aquí ahora estas pulgas me han encerrado en su ciudad. Y ahora el Señor estará conmigo, y saldré por sus puertas y pelearé contra ellos.
3 Y fue y puso su mano izquierda debajo del cerrojo de la puerta, la sacudió y derribó la puerta del muro. Una de las puertas la tomó en su mano derecha como escudo, y la otra la puso sobre sus hombros y la quitó, y como no tenía espada, persiguió con ella a los filisteos, y mató con ella a veinticinco mil hombres. Y levantó todos los objetos de la puerta y los puso sobre un monte.
4 En cuanto al león que mató, y la quijada del asno con que hirió a los filisteos, y las ataduras que rompió de sus brazos como si fueran propias, y las zorras que cazó, ¿no son estas cosas? escrito en el libro de los Jueces?
5 Entonces Sansón descendió a Gerara, ciudad de los filisteos, y vio allí a una ramera que se llamaba Dalila, y fue llevado tras ella y la tomó por mujer. Y dijo Dios: He aquí, ahora Sansón se ha descarriado por sus ojos y se ha olvidado de los milagros que he hecho con él, y se ha mezclado con las hijas de los filisteos, y no ha considerado a mi siervo José, que estaba en tierra extraña y fue corona para sus hermanos, porque no quiso afligir a su descendencia. Ahora, pues, su concupiscencia será tropezadero para Sansón, y su mezcla será su destrucción, y yo lo entregaré a sus enemigos, y ellos lo cegarán. Sin embargo, en la hora de su muerte me acordaré de él y lo vengaré una vez más contra los filisteos.
6 Y después de estas cosas su mujer le insistió, diciéndole: Muéstrame tu fuerza, y en qué consiste tu poder. Así sabré que me amas. Y cuando Sansón la engañó tres veces, y ella insistía todos los días en importunarlo, la cuarta vez le mostró su corazón. Pero ella lo emborrachó, y cuando él se durmió llamó a un barbero, y él le afeitó los siete cabellos de la cabeza, y su poder se apartó de él, porque así mismo se lo había revelado. Y ella llamó a los filisteos, y ellos hirieron a Sansón, lo cegaron y lo metieron en la cárcel.
7 Y aconteció que el día del banquete llamaron a Sansón para burlarse de él. Y él, atado entre dos columnas, oró diciendo: Oh Señor, Dios de mis padres, escúchame todavía esta vez, y fortaléceme para que muera con estos filisteos; porque esta visión de los ojos que me han quitado me ha sido dada gratuitamente a mí por ti. Y Sansón añadió diciendo: Sal, alma mía, y no te entristezcas. Muere, oh cuerpo mío, y no llores por ti mismo.
8 Y agarrándose a las dos columnas de la casa, las sacudió. Y la casa se derrumbó y todo lo que había en ella, y mató a todos los que estaban alrededor de ella, y el número de ellos fue de cuarenta mil hombres y mujeres. Y descendieron los hermanos de Sansón y toda la casa de su padre, y lo tomaron y lo sepultaron en el sepulcro de su padre. Y juzgó a Israel veinte años.