1 En aquellos días no había ningún príncipe en Israel, sino que cada uno hacía lo que le agradaba.
2 En aquel tiempo se levantó Mijás, hijo de Dedila, madre de Heliu, y tenía mil dracmas de oro, cuatro cuñas de oro fundido y cuarenta didracmas de plata. Y su madre Dedila le dijo: Hijo mío, oye mi voz y te harás un nombre antes de tu muerte: toma ese oro y derrímelo, y te harás ídolos, y serán para ti dioses, y tú serás para ellos sacerdote.
3 Y sucederá que cualquiera que pregunte por ellos, vendrá a ti y tú les responderás. Y en tu casa se edificará un altar y una columna, y del oro que tienes te comprarás incienso para quemar y ovejas para los sacrificios. Y el que ofrezca sacrificio dará por las ovejas siete didracmas, y por el incienso, si lo quema, dará una didracma de plata de su peso completo. Y tu nombre será Sacerdote, y serás llamado adorador de los dioses.
4 Y Michas le dijo: Madre mía, me has aconsejado bien cómo puedo vivir; y ahora tu nombre será mayor que el mío, y en los últimos días se te pedirán estas cosas.
5 Y Michas fue e hizo todo lo que su madre le había ordenado. Y talló y se hizo tres imágenes de niños, de becerros, de un león, de un águila, de un dragón y de una paloma. Y acontecía que todos los descarriados venían a él, y si alguno quería pedir esposas, le preguntaban por medio de la paloma; y si para hijos, por la imagen de los muchachos; pero el que pedía riquezas se aconsejaba por la imagen del águila, y el que pedía fuerza por la imagen del león; otra vez, si pedían hombres y doncellas Preguntaban por imágenes de becerros, pero si por días largos, preguntaban por la imagen del dragón. Y su iniquidad fue de muchas formas, y su impiedad estaba llena de engaño.
6 Por eso, cuando los hijos de Israel se apartaron del Señor, el Señor dijo: He aquí, yo desarraigaré la tierra y destruiré toda la raza de los hombres, porque cuando dispuse grandes cosas en el monte Sina, me mostré a los hijos de Israel en la tempestad y dije que no se hicieran ídolos, y ellos consintieron en que no tallaran figura de dioses. Y les ordené que no tomaran mi nombre en vano, y eligieron esto, ni siquiera tomar mi nombre en vano. Y les mandé que guardaran el día de reposo, y ellos consentieron en santificarse. Y les dije que honraran a su padre y a su madre: y ellos prometieron que así lo harían. Y les ordené que no hurtaran, y ellos consintieron. Y les mandé que no mataran, y lo recibieron, que no lo hicieran. Y les mandé que no cometieran adulterio, y no se negaron. Y les ordené que no dieran falso testimonio, y que cada uno no codiciara la mujer de su prójimo, ni su casa, ni ninguna cosa suya; y ellos lo aceptaron.
7 Y ahora, mientras yo les había dicho que no hicieran ídolos, ellos han hecho las obras de todos esos dioses que nacen de la corrupción con el nombre de imágenes talladas. Y también de aquellos por quienes se han corrompido todas las cosas. Porque los hombres mortales los hicieron, y el fuego sirvió para fundirlos: el acto de los hombres los produjo, y las manos los labraron, y el entendimiento los ideó. Y mientras los recibieron, tomaron mi nombre en vano, y dieron mi nombre a imágenes talladas, y en el día de reposo que aceptaron para guardarlo, hicieron abominaciones con él. Por cuanto les dije que amaran a su padre y a su madre, me han deshonrado a mí, su hacedor. Y por eso les dije que no robaran; han cometido robos en su entendimiento con imágenes talladas. Y si bien dije que no debían matar, sí los matan cuando engañan. Y cuando les mandé que no cometieran adulterio, se hicieron adúlteros con sus celos. Y cuando escogieron no dar falso testimonio, recibieron falso testimonio de los que habían expulsado, y codiciaron mujeres extrañas.
8 Por tanto, he aquí que aborrezco la raza de los hombres, y para poder desarraigar mi creación, los que mueran se multiplicarán más que los que nacen. Porque la casa de Jacob está contaminada con iniquidades y las impiedades de Israel se han multiplicado y no puedo [algunas palabras perdidas] destruir por completo a la tribu de Benjamín, porque fueron los primeros en ser llevados tras Micas. Y el pueblo de Israel tampoco quedará impune, sino que será para ellos un escándalo para siempre, en la memoria de todas las generaciones.
9 Pero a Micas entregaré al fuego. Y su madre desfallecerá delante de él, viviendo en la tierra, y de su cuerpo saldrán gusanos. Y cuando hablen el uno con el otro, ella dirá como una madre reprendiendo a su hijo: Mira qué pecado has cometido. Y él responderá como un hijo obediente a su madre y obrando con astucia: Y tú has cometido una iniquidad aún mayor. Y la figura de la paloma que hizo será para sacarle los ojos, y la figura del águila será para derramar fuego de sus alas, y las imágenes de los niños que hizo serán para rasparle los costados, y porque la imagen del león que él hizo, le será como poderosos que lo atormentan.
10 Y así haré no sólo con Micas, sino también con todos los que pecan contra mí. Y ahora dejemos a la raza de los hombres que sepan que no me provocarán con sus propias invenciones. No sólo a los que hacen ídolos vendrá este castigo, sino que a cada uno se le juzgará por el pecado que haya cometido. Por tanto, si delante de mí hablan mentira, yo mandaré al cielo y él les quitará la lluvia. Y si alguno codicia los bienes de su prójimo, ordenaré la muerte y le negará el fruto de su cuerpo. Y si juran en mi nombre en falso, no soportaré su oración. Y cuando el alma se separe del cuerpo, entonces dirán: No nos lamentemos por lo que hemos padecido, sino porque todo lo que hemos ideado, eso también lo recibiremos.