1 Y aconteció en aquel tiempo que un hombre de la tribu de Leví llegó a Gabaón, y cuando quiso quedarse allí, se puso el sol. Y cuando entraba allí, los que allí habitaban no le permitían. Y dijo a su muchacho: Anda, guía la mula, y vamos a la ciudad de Noba, tal vez nos permitan entrar allí. Y llegó allí y se sentó en la calle de la ciudad. Y nadie le dijo: Entra en mi casa.
2 Pero estaba allí un levita que se llamaba Betac. Este lo vio y le dijo: ¿Eres Beel de mi tribu? Y él dijo: Yo soy. Y él le dijo: ¿No conoces la maldad de los que habitan en esta ciudad? ¿Quién te aconsejó entrar aquí? Date prisa y sal de aquí, y entra en mi casa en la que habito, y moraré allí hoy, y el Señor cerrará su corazón delante de nosotros, como cerró a los hombres de Sodoma delante de Lot. Y entró en la ciudad y se quedó allí aquella noche.
3 Y se reunieron todos los habitantes de la ciudad y dijeron a Bethac: Saca a los que han venido a ti hoy; si no, los quemaremos a ellos y a ti en el fuego. Y saliendo a ellos, les dijo: ¿No son ellos nuestros hermanos? No hagamos mal con ellos, no sea que nuestros pecados se multipliquen contra nosotros. Y ellos respondieron: Nunca fue así que los extraños dieran órdenes a los habitantes. Y entraron con violencia y lo sacaron a él y a su concubina y los echaron fuera, y ellos: 'Dejad ir al hombre, pero abusaron de su concubina hasta que murió; porque ella había transgredido contra su marido en un tiempo al pecar con los amalecitas, y por eso el Señor Dios la entregó en manos de los pecadores.
4 Y cuando ya era de día, Beel salió y encontró muerta a su concubina. Y él la cargó sobre la mula y se apresuró a salir y llegó a Gades. Y tomó su cuerpo y lo dividió y lo envió en todas partes (o por porciones) a las doce tribus, diciendo: Estas cosas me fueron hechas en la ciudad de Noba, porque los moradores de allí se levantaron contra mí para matarme y Tomó a mi concubina, me hizo callar y la mató. Y si esto os agrada, guardad silencio y que el Señor juzgue; pero si queréis vengarlo, el Señor os ayudará.
5 Y todos los hombres, hasta las doce tribus, estaban confundidos. Y se reunieron en Silo y dijeron cada uno a su prójimo: ¿Se ha hecho tal iniquidad en Israel?
6 Y el Señor dijo al adversario: ¿Ves cómo se perturba este pueblo insensato? En la hora en que debían haber muerto, incluso cuando Michas hizo astucia para engañar al pueblo con estos, es decir, con la paloma y el águila y con la imagen de hombres y becerros y de un león y de un dragón, entonces fueron no movido. Y por tanto, como no fueron provocados a ira, sean ahora vanos sus consejos y se conmueva su corazón, para que los que permiten el mal sean consumidos así como los pecadores.