1 Y en aquellos días concibió y dio a luz un hijo, y llamó su nombre Samuel, que significa Poderoso, tal como Dios llamó su nombre cuando profetizó de él. Y Ana se sentó y amamantó al niño hasta que tuvo dos años, y cuando lo hubo destetado, subió con él llevando regalos en sus manos, y el niño era muy hermoso y el Señor estaba con él.
2 Y Ana puso al niño delante de Elí y le dijo: Este es el deseo que deseaba, y esta es la petición que pedí. Y Heli le dijo: No sólo tú lo buscaste, sino que también el pueblo oró por esto. No es sólo tu petición, sino que fue prometida en tiempo pasado a las tribus; y en este niño es justificado tu vientre, para que pongas profecía delante del pueblo, y pongas la leche de tus pechos como fuente para las doce tribus.
3 Y cuando Ana oyó esto, oró y dijo: Venid a mi voz, pueblos todos, y escuchad mis palabras, reinos todos, porque mi boca está abierta para que pueda hablar, y mis labios tienen orden de que pueda cantar alabanzas al Señor. Gotead, oh pechos míos, y dad vuestros testimonios, porque a vosotros os está destinado amamantar. Porque será levantado el que por ti es amamantado, y por sus palabras los pueblos serán iluminados, y él mostrará a las naciones sus límites, y su cuerno será en gran manera exaltado.
4 Por eso hablaré abiertamente, porque de mí surgirá la orden del Señor y todos los hombres encontrarán la verdad. No os apresuréis a hablar con soberbia, ni a proferir palabras altivas de vuestra boca, sino deléitaos en gloriaros cuando salga la luz de la cual nacerá la sabiduría, para que no sean llamados ricos los que más poseen, ni los que porque la estéril ha sido saciada, y la que se multiplicó en hijos quedó vacía;
5 Porque el Señor mata con juicio y vivifica con misericordia, porque los impíos están en este mundo; por eso, él da vida a los justos cuando quiere, pero a los impíos los encierra en las tinieblas. Pero para los justos él preserva su luz, y cuando los impíos mueran, entonces perecerán, y cuando los justos duerman, entonces serán libertados. Y así perdurará todo juicio hasta que se manifieste quién lo posee.
6 Habla, habla, oh Ana, y no calles; canta alabanzas, oh hija de Batuel, a causa de las maravillas que Dios ha hecho contigo. ¿Quién es Ana para que de ella salga un profeta? ¿O quién es la hija de Batuel, para que haga nacer una luz contra los pueblos? Levántate tú también, Elchana, y ciñe tus lomos. Cantad alabanzas a las señales de Jehová: Porque de tu hijo Asaf profetizó en el desierto, diciendo: Moisés y Aarón entre sus sacerdotes, y Samuel entre ellos. He aquí la palabra se cumple y la profecía se cumple. Y estas cosas permanecen así, hasta que den un cuerno a su ungido, y el poder se adhiera al trono de su rey. Sin embargo, que mi hijo esté aquí y ministre, hasta que surja una luz para este pueblo.
7 Y partieron de allí y se pusieron en camino con alegría, regocijándose y regocijándose de corazón por toda la gloria que Dios había obrado con ellos. Pero el pueblo descendió unánimemente a Silo con panderos y danzas, con flautas y arpas, y vino al sacerdote Heli, y le ofreció a Samuel, al cual pusieron delante de la faz del Señor y lo ungieron, y dijeron: Que el profeta viva entre el pueblo, y sea por mucho tiempo luz para esta nación.