1 Pero Samuel estaba ministrando delante del Señor y aún no sabía cuáles eran las palabras del Señor; porque aún no había oído las palabras del Señor, porque tenía ocho años.
2 Pero cuando Dios se acordó de Israel, reveló sus palabras a Samuel, y Samuel durmió en el templo del Señor. Y aconteció que cuando Dios lo llamó, él consideró primero, y dijo: He aquí ahora, Samuel es joven para ser (o aunque sea) amado delante de mis ojos; sin embargo, por cuanto aún no ha oído la voz de Jehová, ni está confirmado a la voz del Altísimo, sin embargo es como Moisés mi siervo; pero a Moisés hablé cuando él tenía 80 años, pero Samuel tiene 8 años. Y Moisés vio el fuego primero y su corazón tuvo miedo. Y si Samuel ve ahora el fuego, ¿cómo lo soportará? Por tanto, ahora vendrá a él una voz como de hombre, y no como de Dios. Y cuando él entienda, entonces le hablaré como a Dios.
3 Y a medianoche lo llamó una voz del cielo; y Samuel se despertó y oyó como si fuera la voz de Heli, y corrió hacia él y le habló diciendo: ¿Por qué me has despertado, padre? Porque tuve miedo porque nunca me llamaste en la noche. Y dijo Heli: ¡Ay de mí! ¿Será que un espíritu inmundo ha engañado a mi hijo Samuel? Y él le dijo: Ve y duerme, porque no te llamé. Sin embargo, dime, si te acuerdas, cuántas veces lloró el que te llamó. Y él dijo: Dos veces. Y Heli le dijo: Di ahora, ¿de quién escuchaste la voz, hijo mío? Y él dijo: De ti, por tanto, corrí hacia ti.
4 Y Elí dijo: En ti veo la señal que los hombres tendrán desde hoy en adelante para siempre: si uno llama a otro dos veces en la noche o al mediodía, sabrán que es un espíritu maligno. Pero si llama por tercera vez, sabrán que es un ángel. Y Samuel se fue y durmió.
5 Y oyó por segunda vez una voz del cielo, y se levantó y corrió hacia Heli y le dijo: ¿Por qué me llamó, si oí la voz de Elchana mi padre? Entonces comprendió Helí que Dios sí había comenzado a llamarlo. Y Elí dijo: En esas dos voces con que Dios te llamó, se comparó a tu padre y a tu señor, pero ahora la tercera vez hablará como Dios.
6 Y él le dijo: Con el oído derecho escucha y con el izquierdo abstente. Porque el sacerdote Finees nos mandó, diciendo: El oído derecho oye al Señor de noche, y el oído izquierdo al ángel. Por tanto, si escuchas con tu oído derecho, di así: Habla lo que quieras, porque yo te escucho, porque tú me formaste; pero si oyes con el oído izquierdo, ven y dímelo. Y Samuel se fue y durmió como Heli le había mandado.
7 Y el Señor añadió y habló por tercera vez, y el oído derecho de Samuel se llenó de la voz. Y cuando entendió que las palabras de su padre habían llegado hasta él, Samuel se volvió hacia el otro lado y dijo: Si puedo, habla, porque tú me has formado (o sabes bien acerca de mí).
8 Y Dios le dijo: En verdad yo iluminé a la casa de Israel en Egipto y elegí en aquel tiempo a Moisés mi siervo como profeta, y por medio de él hice maravillas para mi pueblo, y los vengué de mis enemigos como lo hice yo. Quiso, y llevé a mi pueblo al desierto y los iluminé mientras contemplaban.
9 Y cuando una tribu se levantó contra otra tribu, diciendo: ¿Por qué son santos sólo los sacerdotes? No quise destruirlos, sino que les dije: Dad cada uno su vara, y a aquel cuya vara florezca, yo lo he elegido para el sacerdocio. Y cuando todos hubieron dado sus varas como yo ordené, entonces ordené a la tierra del tabernáculo que la vara de Aarón floreciera, para que su linaje se manifestara por muchos días. Y ahora los que florecían han aborrecido mis cosas santas.
10 Por tanto, he aquí, vendrán días en que cortaré (literalmente, detendré) la flor que brotó en aquel tiempo, y saldré contra ellos porque transgreden la palabra que hablé a mi siervo Moisés. , diciendo: Si encuentras un nido, no tomarás a la madre con las crías, por eso les sucederá que las madres morirán con los hijos, y los padres perecerán con los hijos.
11 Cuando Samuel oyó estas palabras, su corazón se derritió y dijo: ¿Ha ocurrido así en mi juventud que profetizara para perdición de aquel que me crió? ¿Y cómo entonces me fue concedido a petición de mi madre? ¿Y quién es el que me crió? ¿Cómo me ha encargado que lleve malas nuevas?
12 Samuel se levantó por la mañana y no quiso contárselo a Helí. Y Heli le dijo: Oye ahora, hijo mío. He aquí, antes de que nacieras, Dios prometió a Israel que te enviaría a ellos para profetizar. Y ahora, cuando tu madre vino acá y oró, porque no sabía lo que había sucedido, yo le dije: Ve, porque lo que nacerá de ti será un hijo para mí. Así hablé a tu madre, y así ha dirigido el Señor tu camino. Y aunque castigues a tu padre que amamanta, vive el Señor, no me ocultes lo que has oído.
13 Entonces Samuel tuvo miedo y le contó todas las palabras que había oído. Y él dijo: ¿Puede la cosa formada responder al que la formó? Así tampoco puedo responder cuando me quitará lo que me ha dado, el dador fiel, el santo que ha profetizado, porque estoy sujeto a su poder.