1 Pero Samuel no sabía nada de todo esto, porque tres días antes de la batalla Dios lo despidió, diciéndole: Ve y mira el lugar de Arimata, allí estará tu morada. Y cuando Samuel oyó lo que había acontecido a Israel, vino y oró al Señor, diciendo: He aquí, ahora en vano se me niega el entendimiento para poder ver la destrucción de mi pueblo. Y ahora temo que mis días envejezcan en el mal y mis años terminen en tristeza, porque si el arca del Señor no está conmigo, ¿por qué habría de vivir todavía?
2 Y el Señor le dijo: No te entristezcas, Samuel, porque se lleven el arca. La traeré de nuevo, y a los que la tomaron los derribaré, y vengaré a mi pueblo de sus enemigos. Y Samuel dijo: He aquí, aunque los vengas a tiempo, según tu paciencia, ¿qué haremos nosotros los que ahora morimos? Y Dios le dijo: Antes de que mueras verás el fin que traeré sobre mis enemigos, en el cual los filisteos perecerán y serán asesinados por escorpiones y por toda clase de reptiles pestilentes.
3 Y cuando los filisteos habían colocado el arca del Señor que había sido llevada en el templo de Dagón su dios, y fueron a preguntarle a Dagón acerca de su salida, lo encontraron caído sobre su rostro, con las manos y los pies tendido delante del arca. Y salieron la primera mañana, después de crucificar a sus sacerdotes. Y el segundo día vinieron y hallaron como el día anterior, y la destrucción se multiplicó en gran manera entre ellos.
4 Entonces los filisteos se reunieron en Acarón y dijeron cada uno a su prójimo: He aquí ahora vemos que la destrucción ha aumentado entre nosotros y el fruto de nuestra carne perece, porque los reptiles que son enviados sobre nosotros destruyen las que están encintas y las que maman y también las que dan de mamar. Y dijeron: Veamos por qué la mano del Señor es fuerte contra nosotros. ¿Es por el bien del arca? porque cada día nuestro dios es encontrado caído sobre su rostro ante el arca, y hemos matado a nuestros sacerdotes sin ningún propósito una y otra vez.
5 Y los sabios de los filisteos dijeron: He aquí, ¿podemos saber ahora si el Señor ha enviado sobre nosotros la destrucción por causa de su arca, o si una aflicción casual nos ha sobrevenido por un tiempo?
6 Y ahora, mientras que todas las que están encintas y amamantan mueren, y las que amamantan quedan sin hijos, y las que son amamantadas perecen, nosotros también tomaremos vacas que amamantan y las unciremos a un carro nuevo, y puso el arca sobre ella, y encerró a las crías de las vacas. Y sucederá que, si las vacas salen y no vuelven a sus crías, sabremos que hemos sufrido estas cosas por causa del arca; pero si se niegan a ir, añorando a sus crías, sabremos que el tiempo de nuestra caída ha llegado sobre nosotros.
7 Y algunos de los sabios y adivinos respondieron: No probéis sólo esto, sino que coloquemos las vacas al principio de los tres caminos que rodean Accaron. Porque el camino del medio lleva a Acarón, el camino de la derecha a Judea, y el camino de la izquierda a Samaria. Y encaminad las vacas que llevan el arca por el camino intermedio. Y si por el camino de la derecha van directamente a Judea, sabremos que en verdad el Dios de los judíos nos ha asolado; pero si siguen esos otros caminos, sabremos que nos ha sobrevenido un tiempo malo (lit. poderoso), porque ahora hemos negado a nuestros dioses.
8 Y los filisteos tomaron vacas lecheras, las uncieron a un carro nuevo, colocaron encima el arca y las colocaron al principio de los tres caminos, y encerraron a sus crías en casa. Y las vacas, aunque mugieron y añoraron a sus crías, siguieron adelante por el camino derecho que lleva a Judea. Y entonces supieron que por causa del arca habían sido arrasados.
9 Entonces se reunieron todos los filisteos y trajeron de nuevo el arca a Silo con panderos, flautas y danzas. Y a causa de los repugnantes reptantes que los asolaban, hicieron asientos de oro y santificaron el arca.
10 Y en la plaga de los filisteos, el número de los que murieron encinta fue de 75.000, y de los que mamaron 65.000, y de los que amamantaron 55.000, y de los hombres 25.000. Y la tierra reposó siete años.