1 Y el Señor le dijo: Ve y unge al que yo te diré, porque se ha cumplido el tiempo en que vendrá su reino. Y. Samuel dijo: He aquí, ¿borrarás ahora el reino de Saúl? Y él dijo: Lo borraré.
2 Y Samuel fue a Betel y santificó a los ancianos, a Isaí y a sus hijos. Y vino Eliab, primogénito de Jesé. Y Samuel dijo: He aquí ahora el santo, el ungido de Jehová. Y el Señor le dijo: ¿Dónde está la visión que ha visto tu corazón? ¿No eres tú el que decía a Saúl: Yo soy el que ve? ¿Y cómo no sabes a quién debes ungir? Ahora pues, bástate esta reprensión, y busca al pastor, al más pequeño de todos, y úngelo.
3 Entonces Samuel dijo a Isaí: Escucha, Isaí, envía y trae a tu hijo del rebaño, porque a él ha escogido Dios. Y Jesé envió y trajo a David, y Samuel lo ungió en medio de sus hermanos. Y el Señor estuvo con él desde aquel día en adelante.
4 Entonces David comenzó a cantar este salmo, y dijo: Desde los confines de la tierra comenzaré a glorificarlo, y hasta los días eternos cantaré alabanzas. Abel al principio, cuando apacentó las ovejas, su sacrificio fue más aceptable que el de su hermano. Y su hermano tuvo envidia de él y lo mató. Pero no es así conmigo, porque Dios me guardó, y me entregó a sus ángeles y a sus vigilantes para que me guardaran, porque mis hermanos me tenían envidia, y mi padre y mi madre me despreciaron, y cuando el profeta Vinieron y no me llamaron, y cuando fue proclamado el ungido del Señor, se olvidaron de mí. Pero Dios se acercó a mí con su diestra y con su misericordia; por tanto, no dejaré de cantar alabanzas todos los días de mi vida.
5 Mientras David aún hablaba, he aquí un león feroz del bosque y una osa del monte se apoderaron de los toros de David. Y David dijo: He aquí, esto me será por señal de un poderoso comienzo de mi victoria en la batalla. Yo saldré tras ellos y entregaré lo que se ha raptado y los mataré. Y David salió tras ellos, tomó piedras del bosque y los mató. Y Dios le dijo: He aquí, con piedras te he librado estas fieras delante de tus ojos. Y esto te será por señal de que en adelante matarás a piedras al adversario de mi pueblo.