1 En aquel tiempo los sacerdotes que habitaban en Noba contaminaban las cosas sagradas del Señor y convertían las primicias en oprobio para el pueblo. Y se enojó Dios y dijo: He aquí, yo exterminaré a los sacerdotes que habitan en Noba, porque andan en los caminos de los hijos de Elí.
2 En aquel tiempo Doech el sirio, que era mayordomo de las mulas de Saúl, vino a Saúl y le dijo: ¿No sabes que el sacerdote Abimelec ha consultado a David, le ha dado una espada y lo ha despedido en paz? Y Saúl envió y llamó a Abimelec, y le dijo: Ciertamente morirás, porque has consultado con mi enemigo. Y Saúl mató a Abimelec y a toda la casa de su padre, y no se salvó ni uno de su tribu, salvo sólo Abiatar su hijo. Este vino a David y le contó todo lo que le había sucedido.
3 Y dijo Dios: He aquí, en el año en que Saúl comenzó a reinar, cuando Jonatán había pecado y quería matarlo, este pueblo se levantó y no lo dejó, y ahora, cuando los sacerdotes fueron asesinados, incluso 385 Los hombres guardaron silencio y no dijeron nada. Por tanto, he aquí, pronto vendrán días en que los entregaré en manos de sus enemigos y caerán heridos, ellos y su rey.
4 Y a Doech el sirio le dijo así el Señor: He aquí, pronto vendrán días en que el gusano subirá a su lengua y le hará desfallecer, y su morada estará con Jair para siempre en el fuego que no se apaga.
5 Todo lo que hizo Saúl, el resto de sus palabras y cómo persiguió a David, ¿no está escrito en el libro de los reyes de Israel?
6 Después de esto murió Samuel, y todo Israel se reunió, lo lloraron y lo sepultaron.