Dios le da el paraíso a Adán y le da la orden de ver los cielos abiertos y de ver a los ángeles cantando el cántico de victoria.
1 ADÁN tiene vida en la tierra, y yo creé un jardín en el Edén, en el oriente, para que observara el pacto y guardara el mandamiento.
2 Le abrí los cielos para que viera a los ángeles cantando el cántico de victoria y la luz tenebrosa.
3 Y él estaba continuamente en el paraíso, y el diablo entendió que quería crear otro mundo, porque Adán era señor en la tierra, para gobernarla y controlarla.
4 El diablo es el espíritu maligno de los lugares inferiores, como fugitivo hizo a Sotona de los cielos como su nombre era Satanail, así se volvió diferente de los ángeles, pero su naturaleza no cambió su inteligencia en cuanto a su entendimiento de las cosas justas y pecaminosas.
5 Y comprendió su condenación y el pecado que había cometido antes, por eso concibió un pensamiento contra Adán, de tal forma entró y sedujo a Eva, pero no tocó a Adán.
6 Pero maldije la ignorancia, pero lo que antes había bendecido, no lo maldije, no maldije al hombre, ni a la tierra, ni a otras criaturas, sino a los malos frutos del hombre y a sus obras.