Después del pecado de Adán, Dios lo envía a la tierra «de donde te saqué», pero no desea arruinarlo durante todos los años venideros.
1 Le dije: «Tierra eres, y a la tierra de donde te saqué irás, y no te arruinaré, sino que te enviaré a donde te saqué».
2 ¡Entonces podré volver a llevarte en Mi segunda venida!
3 Y bendije a todas mis criaturas visibles e invisibles. Y Adán estuvo cinco horas y media en el paraíso.
4 Y bendije el séptimo día, que es el sábado, en el que descansó de todas sus obras.