De cómo un gobernante terrenal no acepta del hombre regalos abominables e inmundos, cuánto más abomina Dios los regalos inmundos, sino que los despide con ira y no acepta sus regalos.
1 OÍD, pueblo mío, y escuchad las palabras de mis labios.
2 Si alguien trae regalos a un gobernante terrenal y tiene pensamientos desleales en su corazón, y el gobernante lo sabe, ¿no se enojará con él, no rechazará sus regalos y no lo entregará al juicio?
3 O si uno se hace pasar por bueno ante otro con engaño de lengua, pero tiene maldad en su corazón, ¿no comprenderá el otro la traición de su corazón y será condenado, ya que su falsedad era evidente para todos?
4 Y cuando el Señor envíe una gran luz, habrá juicio para justos e injustos, y allí nadie pasará desapercibido.