Enoc instruye a sus hijos a no jurar ni por el cielo ni por la tierra, y muestra la promesa de Dios, incluso en el vientre de la madre.
1 Os lo juro, hijos míos, pero no lo juro por ningún juramento, ni por el cielo ni por la tierra, ni por ninguna otra criatura que Dios creó.
2 El Señor dijo: «No hay en mí juramento ni injusticia, sino verdad».
3 Si no hay verdad en los hombres, que juren por las palabras «sí, sí», o «no, no».
4 Y os juro, sí, sí, que no ha habido ningún hombre en el vientre de su madre, que ya antes, para cada uno haya un lugar preparado para el reposo del alma, y una medida fijada para cada cual. Cuánto se pretende que un hombre sea probado en este mundo.
5 Sí, hijos, no os engañéis, porque previamente ha sido preparado un lugar para cada alma humana.