Dios instruye a sus fieles cómo deben alabar su nombre.
1 BIENAVENTURADO el hombre que abre sus labios para alabar al Dios de los ejércitos y alaba al Señor con su corazón.
2 Maldito todo aquel que abre sus labios para despreciar y calumniar a su prójimo, porque desprecia a Dios.
3 Bienaventurado el que abre sus labios bendiciendo y alabando a Dios.
4 Maldito el que abre sus labios para maldecir y insultar, delante del Señor todos los días de su vida.
5 Bienaventurado el que bendice todas las obras del Señor.
6 Maldito el que menosprecia la creación del Señor.
7 Bienaventurado el que mira hacia abajo y levanta al caído.
8 Maldito el que espera y anhela la destrucción de lo que no es suyo.
9 Bienaventurado el que mantiene firmes los cimientos de sus padres desde el principio.
10 Maldito el que pervierte los decretos de sus antepasados.
11 Bienaventurado el que implanta la paz y el amor.
12 Maldito el que perturba a los que aman a su prójimo.
13 Bienaventurado el que habla a todos con lengua y corazón humildes.
14 Maldito el que habla paz con su lengua, mientras que en su corazón no hay más paz que la espada.
15 Porque todas estas cosas quedarán descubiertas en las balanzas y en los libros el día del gran juicio.