El que hace daño al alma del hombre, hace daño a su propia alma, y no hay cura para su carne, ni perdón para siempre. Cómo no conviene matar al hombre ni con armas ni con lengua.
1 El que mata el alma del hombre, mata su propia alma y mata su propio cuerpo, y no hay cura para él para siempre.
2 El que pone a un hombre en cualquier trampa, él mismo caerá en ella, y no habrá cura para él para siempre.
3 El que pone a un hombre en cualquier recipiente, su retribución no faltará en el gran juicio para siempre.
4 El que obra perversamente o habla mal de alguien, no hará justicia para sí mismo para siempre.