La descendencia de Adán continúa conservando la Cueva de los Tesoros como santuario familiar.
1 DESPUÉS de la muerte de Enós, Cainán se mantuvo a la cabeza de su pueblo con rectitud e inocencia, tal como su padre le había ordenado; también continuó ministrando ante el cuerpo de Adán, dentro de la Cueva de los Tesoros.
2 Cuando vivió novecientos diez años, le sobrevino sufrimiento y aflicción. Y cuando estaba a punto de entrar en reposo, vinieron a él todos los padres con sus mujeres y sus hijos, y él los bendijo, y los conjuró por la sangre de Abel el justo, diciéndoles: Ninguno de vosotros vaya bajando de esta Montaña Sagrada; y no hagáis compañerismo con los hijos de Caín el asesino».
3 Mahalaleel, su primogénito, recibió este mandamiento de su padre, quien lo bendijo y murió.
4 Entonces Mahalaleel lo embalsamó con especias aromáticas y lo puso en la cueva de los tesoros, con sus padres; y le hicieron ofrendas, según la costumbre de sus padres.