1 Dicho esto, el ángel se levantó del lecho de nuestro padre Isaac y se alejó de él.
2 Isaac seguía mirándolo y estaba asombrado de lo que había oído y visto.
3 Entonces se comprometió a decir: «No veré la luz hasta que me mandes llamar».
4 Mientras meditaba en esto, Jacob se acercó a la puerta de la cámara de su padre.
5 El ángel ya le había echado sueño para que no pudiera oírlos.
6 Entonces, cuando entró en el lugar de descanso de su padre, dijo: «Padre, ¿con quién hablabas?»
7 Isaac su padre le dijo: Ahora debes escucharme, hijo mío. Se ha enviado un mensaje a tu venerable padre para que te lo quiten, oh hijo mío Jacob.
8 Entonces Jacob abrazó a su padre y lloró, diciendo: «Mis fuerzas se han ido de mí; ¿Me dejarás huérfano, oh padre mío, de modo que hoy seré desdichado?
9 Abrazó de nuevo a nuestro padre Isaac y lo besó; Ambos lloraron hasta cansarse y cansarse.
10 Entonces Jacob dijo: «Padre, me iré contigo y no te abandonaré».
11 Pero Isaac le dijo: «Muchacho, esto no me corresponde a mí hacer, oh hijo mío y amado mío Jacob; pero doy gracias a Dios que tú también has llegado a ser padre y que permanecerás hasta que seas llamado. . .?
12 Como me informó mi padre Abraham, no puedo anular ninguna parte del decreto, que es válido para todos; así sucederá, porque lo que está escrito no será frustrado.
13 Pero Dios sabe, hijo mío, que mi corazón está cansado por causa de ti. Sin embargo, estoy feliz de ir al Señor.
14 Así que, ahora que habéis experimentado el crecimiento en el Espíritu, dejad de vosotros este llanto y lamento.
15 Escucha, muchacho, para que te hable y te haga entender acerca del primer hombre, es decir, nuestro padre Adán, el creado, a quien Dios formó con su mano; así mismo nuestra madre Eva; también Abel y Set y nuestro padre Enoc (¿Enós?) y Mahalaleel, el padre de Matusalé, y Lamec, el padre de Jared, y Enós (¿Enós?), el padre de nuestro padre Noé y sus hijos, Sem, Cam y Jafet; y después de ellos Finees, Kenán, Noé(?), Heber, Reu, Taré, Nacor, mi padre Abraham y Lot, hijo de su hermano.
16 A todos estos se los llevó la muerte, excepto a nuestro padre Enoc, el perfecto que ascendió al cielo.
17 «Y después de esto surgirán doce gigantes.
18 Entonces, de vuestra descendencia, vendrá Jesús, el Mesías, de una virgen llamada María.
19 Y Dios se encarnará en él hasta el cumplimiento de cien años.